Pequeño observatorio

El antiguo oficio de cestero

JOSEP MARIA Espinàs

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De regreso de un viaje a pie, me detuve en un pueblo donde me dijeron que había un hombre que hacía cestos. Entré en su casa. Eran piezas bonitas, pero no eran cestos tradicionales. Estaban hechos con ramas anchas y rugosas que no se parecían demasiado al mimbre. La artesanía era meritoria, aunque se trataba más bien de objetos decorativos, para ponerlos en un rincón del comedor y guardar periódicos y bastones.

Acabo de recibir un impreso publicitario. En él me invitan a la presentación de unos productos, y a cambio me van a hacer un regalo: «Una magnífica cesta de picnic de gran tamaño y capacidad, ideal para las excursiones al campo...». Miro la fotografía y veo que es una pequeña maleta donde se han colocado y sujetado perfectamente platos, cubiertos y vasos, y que tiene unas correas con cierres.

Me sorprende. ¿Es que una cesta no es como unacistella,en catalán, un recipiente abierto, hecho de mimbre, con un asa que la atraviesa por la mitad? Esto es lo que haceAntoni Canal–explicaIsidre Font– desde que tenía 17 años en el centro de Solsona. Ahora tiene 34 y continúa la tradición de los cestos hechos a mano. Es un trabajo artesano y laborioso, porque debe mojarse el mimbre para reblandecerlo. Si es demasiado duro, hay que sumergirlo entre 10 y 15 días, y luego deben hacerse las tiras y tejer el mimbre.

Canaldice que, si no fuera por losboletaires,el oficio de cestero seguramente ya no existiría. El mimbre es más fuerte que la caña, y sin nudos. También se hacen cestos para poner flores y frutas, y esta intención decorativa debe ayudar a la permanencia de este oficio. El cine nos ha dejado la imagen de la chica que lleva un cesto lleno de flores, enPigmalión, e intenta venderlas a las puertas del teatro. Los grandes cestos también han servido para echar en ellos la ropa para lavar, en los tiempos en que se lavaba la ropa en los lavaderos comunales y el jabón era artesano, hecho en casa.

Quizá no son muchos, hoy, los cesteros que trabajan manualmente con cuchillos y tijeras de podar. Es un oficio antiguo, porque hay referencias documentales de que el mimbre se utilizaba en el antiguo Egipto y en el imperio romano. En el siglo pasado empezaron a aparecer nuevos materiales, pero, hoy en día, contemplar la construcción lenta y precisa de un cesto es un privilegio.

Entristece pensar que, algún día, la gente pueda ir a coger setas con un cubo de plástico de un color verde chillón.