Andoni Canela: "Me atraen los lugares salvajes"

--La foto y el viaje forman parte de su vida. ¿Cuál fue su primer viaje?

--Uno de los primeros, en 1989, fue a Madagascar. Tenía 19 años. Fui por la fauna, especialmente por los lemures, y también por los baobabs, unos árboles espectaculares.

--¿Tanto le atrae la naturaleza?

--Me atraen los lugares salvajes donde la naturaleza se encuentra más primigenia, mejor conservada; los paisajes en los que los animales son protagonistas y en los que el hombre busca su espacio conviviendo con ellos, no destruyéndolos.

--¿Ha regresado a África?

--Muchas veces. En 1990 fui al delta del Okavango, un santuario de la fauna en Botswana. Después fui a la selva de Camerún y a Malaui. Durante cinco años, pasaba tres meses en África, en tienda de campaña.

--Suena a aventurero.

--Viajar por África era relativamente seguro. Crucé Nigeria y Camerún en autoestop. No tuve ningún problema. A Madagascar y a Camerún regresé cinco años después, y entonces ya había crisis, la gente pasaba hambre y abandonaban el campo para hacinarse en las ciudades. Eran ya países más inseguros.

--¿Qué le atrae de África?

--Además de la fauna, el paisaje, el contacto con la gente. Me gustaba moverme en transporte público para ver la alegría de vivir que había a pesar de todo. La gente recibía muy bien al viajero.

--Otra pasión son los volcanes.

--Durante años, fue una afición, un vicio, un interés enorme. En cuanto leía que había un volcán en erupción, viajaba hacia allí. Fui a la isla de Montserrat, en el Caribe, al Etna, al Kilawea, en las islas Hawái.

--¿Un volcán en erupción es el mejor espectáculo de la naturaleza?

--Si consigues verlo. Hay que estar allí varios días y estar atento, día y noche. Y tener suerte. La meteorología es fundamental.

--¿Lo imprescindible en un viaje?

--Ir con tiempo. Al prever un viaje, cuanto más tiempo, más margen de maniobra tienes. Hay que saber cambiar de planes sobre la marcha, ir adaptándose a las circunstancias.

--Le fascinan las auroras boreales.

--La primera que vi, en Islandia, me encantó. Era una luz verde que se movía en el cielo. Después de tres o cuatro auroras extraordinarias en Alaska y Canadá, con muchos colores, pienso que aquella fue floja.

-- ¿Se dejan fotografiar?

--Es difícil explicar una aurora en palabras o en fotos. La gente, cuando ve mis fotos, piensa que hay truco. Esos amarillos, rojos y verdes en el cielo... Una foto o un vídeo no hacen justicia a las auroras. Es una cantidad de luz tremenda, con colores y formas extrañas que se mueven.

--Fue a fotografiarlas a Alaska.

--He estado dos veces en Alaska, uno de los sitios más salvajes del planeta. Fui a fotografiar osos y auroras boreales. En el primer viaje estuve dos meses. Había que ir a la zona central de Alaska y mirar el cielo en otoño, cuando está oscuro.

--¿Pasaba frío?

--Acampaba a 10 grados bajo cero. No es mucho frío.

--¿Antes la foto o los viajes?

--Primero fueron los viajes, y los libros de viajes. Después empecé a escribir lo que veía. La fotografía era un complemento. Empecé a hacer fotos tras varios años viajando.

--Ahora fotografía la fauna ibérica.

--Hace 15 años ya hice una primera serie sobre fauna ibérica. Ahora he vuelto a hacerlo porque quiero ver cómo han evolucionado en los últimos 15 años, cuando la conservación se ha tomado en serio. Del oso, hace 15 años, había entre 80 y 90 ejemplares; ahora hay entre 130 y 140 en la cordillera cantábrica. Del lince había entre 80 y 100; ahora, más de 200. El urogallo va a peor.

--¿Cuál ha costado más fotografiar?

--El lince, aunque, cuando lo encuentras, es más fácil de fotografiar que un oso o un lobo, que están muy lejos. La mayoría de las fotos son de lejos, con teleobjetivos muy potentes, de una ladera a otra.

--¿Y los osos?

--He podido fotografiarlos bien. A distancia, con los permisos necesarios, el apoyo de quienes trabajan con ellos y con tiempo suficiente.

--¿Qué táctica sigue?

--Normalmente, esperar en lugares de paso o de alimentación. Suele ser en un punto alto, donde divises mucho territorio, o de una ladera a otra. También está la espera en corto, oculto en unhide, una tienda de camuflaje que tapas con ramas.

--¿Pasa muchas horas allí?

--Vives allí. Desayunas, comes y cenas. Meas en una botella de plástico. No sales. Puedes estar una semana sin ver nada, como con el lince. Con el quebrantahuesos estuve 12 horas diarias durante una semana. Si sales, el animal pierde la confianza.