Andamos desorientados

Los almendros no saben qué rumbo seguir, están desorientados y florecen en enero. Los melocotoneros han empezado a germinar cuando lo normal es que estuvieran todavía en una fase previa del proceso. Bastantes turistas pasean por la Rambla de Barcelona en manga corta, mientras los lugareños, desorientados también, nos tapamos, fieles a la tradición de abrigarse en esta época del año aunque no tengamos frío.

Andamos desorientados también en cuestiones de trabajo y de dinero; estamos sin saber si las noticias sobre la subida del empleo son reales; muchas personas siguen en un estado de precariedad laboral y económica, y las desigualdades aumentan. Y nos vamos a dormir con el titular de este diario en el que se dice que en el mundo 62 personas tienen la misma riqueza que 3.500 millones. Los ricos son más ricos y los pobres van para miserables. España ocupa el segundo puesto en la lista de la OCDE de países con más desigualdades y, sin embargo, nos dicen que vamos a mejor.

Es posible que se me acuse de tener poca paciencia, pero yo no veo que cambien demasiado las cosas. Entretanto, los políticos también andan desorientados, dudando con qué partido son capaces de pactar. Ahora es tiempo del «contigo nunca, con el otro jamás…», porque nadie quiere verse relacionado con el pasado, a pesar de constituir, según el PP, la única alternativa, en una España que posee un déficit sanitario que en Catalunya alcanza los 2.300 millones. La sanidad también anda desorientada. Me consta que, si no fuese por la buena voluntad y la enorme profesionalidad del personal sanitario de algunos hospitales, la situación sería un auténtico desastre.

Ahora en Catalunya tenemos a un nuevo 'president'. Es posible que con ello la mitad de los catalanes sientan reorientarse y sin embargo el resto, me consta, teme continuar ese inalterable rumbo a lo desconocido.