El nuevo tablero político español

Andalucía, ¿'quo vadis'?

El PP empieza a cortejar a Ciudadanos, por lo que no es descartable una entente PSOE-Podemos

IAN GIBSON

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Los idus de marzo ya han pasado... y se han pronunciado. Celebro los resultados. Celebro que el PSOE haya ganado en Andalucía pero sin obtener -por los pelos- la mayoría absoluta de 55 escaños, quedándose con 47. Y celebro la irrupción en el escenario político andaluz de Podemos y de Ciudadanos: 15 y 9 escaños, respectivamente, lo cual supone un más que estimable éxito, sobre todo para la formación dirigida por Albert Rivera. Por fin algo se mueve Despeñaperros abajo. Albricias. El PSOE andaluz va a tener que pactar, negociar, escuchar. Susana Díaz ha dicho, enfáticamente, que rechaza un acuerdo con el PP. No puede, pues, volverse atrás. Sabe, además, que si lo hiciera no solo sería el haraquiri del socialismo sureño sino una bofetada a los militantes que creen en la necesidad absoluta de un PSOE renovado, dialogante. Todo indica que habrá que buscar un acomodo con los de Podemos.

¿Se modificarán las demandas de estos para facilitar el acuerdo y el apoyo a la investidura de DíazTeresa Rodríguez, su estridente (demasiado para mi gusto personal) cabeza de lista autonómica, se ha mostrado tajante al reiterar la más retadora de sus condiciones, o sea la dimisión previa de los expresidentes Chaves y Griñán, imputados en el turbio asunto de los expedientes de regulacón de empleo (ERE). Es mucha exigencia: ser imputado no es lo mismo que ser objeto de una condena firme de los tribunales. Rodríguez también insiste en que la Junta se comprometa a romper con los bancos dispuestos a desahuciar a familias sin recursos, y que lleve a cabo la reducción de los altos cargos. Es difícil ver razones para que en estos dos casos la solución de compromiso sea inalcanzable. Pero lo de Chaves y Griñán tiene tela.

La cúpula de Podemos no está de acuerdo, al parecer, con la intransigencia de Rodríguez, prefiriendo, en vez de fijar «líneas rojas irrenunciables», propuestas de entendimiento. Es lo sensato y veremos pronto si el partido, consciente de su enorme responsabilidad en estos momentos, y actuando con prudencia y espíritu conciliador, es capaz de ponerse a la altura de las circunstancias y de aceptar fórmulas que faciliten, hasta donde sea posible, sintonizar con los socialistas.

¿Y Ciudadanos? El fenómeno de su irresistible ascensión, cada vez más evidente en las encuestas, no puede dejar indiferente a ningún estudioso de las cosas de España, y a mí me fascina e ilusiona. ¡Un nuevo partido de origen catalán, dotado de seny como Dios manda y capaz de conseguir nueve escaños en Andalucía! Realmente es motivo de alegría y de esperanza. El problema es que, aparte de Albert Rivera, no hay todavía cabezas muy visibles, tampoco mucho tiempo para ir organizando las elecciones municipales y las demás autonómicas, que casi están encima. En el momento de escribir este artículo, el PP -y no puede sorprender a nadie, dadas sus malas perspectivas en las urnas- está empezando a cortejar a la formación de Rivera. Con lo cual, si este se deja seducir, la entente PSOE-Podemos va a ser cada vez más probable, pese a las resistencias por ambas partes.

Debo añadir que el pésimo resultado en los comicios andaluces de Izquierda Unida me entristece. Y ello porque su labor durante los últimos tres años, coaligados con el PSOE, ha sido muy positiva, sobre todo por la elaboración de la ambiciosa ley de Memoria Democrática de la comunidad andaluza, impensable sin su presencia en el Ejecutivo regional. Ley aprobada por el Consejo de Gobierno en enero del 2015 y calificada por Diego Valderas, entonces vicepresidente de la Junta, como de «marcada sensibilidad y compromiso» al permitir, entre otras innovaciones, ocupar temporalmente terrenos particulares para llevar a cabo exhumaciones. «Ninguna fosa quedará sin abrir -aseguró- y ningún cuerpo sin exhumar si así lo piden los familiares». Ah, pero esto fue hace tres meses, cuando no se hablaba todavía de elecciones anticipadas.

¿Qué pasará ahora, con Izquierda Unida fuera del Gobierno andaluz? Me temo lo peor, no lo puedo remediar. En estas campañas electorales nadie está hablando del vergonzoso asunto de las cunetas. Y ello pese a las insistentes protestas, algunas muy recientes, de las instancias internacionales correspondientes, entre ellas Naciones Unidas.

Si España no resuelve en seguida esta lacra estoy convencido de que nunca tendrá ni autorrespeto auténtico ni el verdadero aprecio de las naciones civilizadas de nuestro entorno. Y eso que, si la derecha quisiera, se podría empezar a hacer justicia inmediatamente. Pero, ya lo sabemos, no está por la labor. Entretanto, el presidente alemán, Joachim Gauck, acaba de decir: «No hay identidad alemana sin Auschwitz. Pertenece a la historia de este país».