Peccata minuta

Alto riesgo

«¿Hay alguien por ahí?». Silencio. «¿Hay alguien por ahí?». Nadie, no hay nadie. Los mejores ya no están

SALVADOS CARLES PUiGDEMONT Y JORDI ÉVOLE

SALVADOS CARLES PUiGDEMONT Y JORDI ÉVOLE / periodico

JOAN OLLÉ

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Hace algunos días que ya no se escuchan las tres sílabas del 'No tinc por', ahora sustituidas por 'Votarem'. El 'procés' ha desembarcado en Norteamérica: Rajoy ha peregrinado hasta Washington para hacerse un selfi con uno de los hombres más peligrosos del planeta, y la colorista Warner Bros ha mandado tapar con lonas una de las carabelas de Colón: los beneméritos, aún más cabreados, si cabe, ya que a sus exiguos desayunos y camarotes se une ahora la falta de luz en los que disponían de ojo de buey. Pasolini, poco sospechoso, ya lo adelantó en su día: «En las manifestaciones, el verdadero pueblo es la policía». Toda causa necesita un circunstancial héroe armado; el nuestro atiende por Trapero y aconseja, prudente y de perfil, no intervenir contra un acto inequívocamente ilegal convocado por su Gobierno.

Nadie ha citado a Espriu

Puigdemont confesó no recordar qué había votado en el 2014 sobre la autodeterminación del Kurdistán y el Sáhara, y el gato Silvestre tuvo que recordarle que fue que no (¡glups!); pero eso poco importa, ya que su parroquia no ve La Sexta, Évole es casi de la misma condición que Serrat y, ajenos a todo argumento, llevan ya tatuado su 'sí' a flor de piel.

«¿Hay alguien por ahí?». Silencio. «¿Hay alguien por ahí?». Nadie, no hay nadie. Los mejores ya no están. Nadie ha sabido elevarse ni un centímetro por encima de la nada para pronunciar una sola palabra maestra, nadie ha citado a Espriu: «Penseu que el mirall de la veritat s’esmicolà a l’origen en fragments petitíssims, i cada un dels trossos recull tanmateix una engruna d’autèntica llum». Ahora los espejos solo son los que sirven para exclamar en voz alta mientras te afeitas o pintas los labios: «Mecachis, qué guapa/guapo soy». O los del callejón del Gato de Valle-Inclán, cuyas lunas cóncavas y convexas convertían sistemáticamente al héroe en esperpento. «Héroe es el que dice no cuando todos dicen sí en el momento decisivo», sentenció Javier Cercas muchos años antes del 'sí' o el 'no' del referéndum (o no) de mañana, pero este tampoco es de fiar porque piensa aparte y escribe en extremeño.

Un buen día del 74 un chavalín entró en una librería de su barrio y pidió al dueño si podía pegar con cinta adhesiva en la pared de la entrada un cartel publicitario de un grupo de teatro independiente. La respuesta tomó forma de grito: «¡Aquí no en volem de fills de puta espanyols!». El chavalín era yo, el autor, Rafael Alberti, y la librería se llamaba Publia, regentada por Joan Ballester Canals, padre de uno de los inculpados tres años más tarde por los asesinatos de Josep Maria Bultó Joaquim Viola.

Aquel chavalín nunca hubiera imaginado que, pasados 40 años y sin Franco, escuchar un disco de Serrat con las ventanas abiertas pudiese ser un ejercicio de alto riesgo.