Quien tiene un alcalde tiene un tesoro

ORIOL BARTOMEUS

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La excepcionalidad del momento político que vivimos hoy origina en estas elecciones municipales un cierto perfil de cambio de etapa. En todas las encuestas que EL PERIÓDICO ha ido publicando las últimas semanas se observan las mismas tendencias: las fuerzas emergentes crecen a costa de los partidos tradicionales, lo que provoca un aumento de la pluralidad en los ayuntamientos, es decir, un mayor número de partidos con posibilidades de acceder a los consistorios. Es evidente que hay una tendencia de ciclo, que ya empezó en las elecciones europeas del año pasado. Todo ello nos muestra un final de etapa para los equilibrios electorales que han marcado los últimos treinta años.

Al mismo tiempo, éstas no dejan de ser unas elecciones municipales, y más allá de los efectos generales del ciclo, la naturaleza local también es apreciable en todos y cada uno de los sondeos publicados. En este sentido, tener la alcaldía aparece como uno de los elementos más determinantes de estas elecciones. Como podemos apreciar en la diferencia de fidelidad del voto propio. Este parece depender principalmente de poseer o no la alcaldía, hecho se aprecia en el cuadro de abajo.

Los socialistas son capaces de mantener más de la mitad de los votos en aquellos municipios en los que tiene alcalde, mientras que solo retiene una tercera parte allí donde no lo tiene. Los casos más extremos son Santa Coloma, donde los socialistas, retendrían el 64% de sus votantes de hace cuatro años, y Gerona, donde solo aguantan el 32%, justo la mitad.

Aún hay más, CiU y el PP también resisten mejor allí donde tienen alcalde. Son los casos de Barcelona y Girona para los nacionalistas, y de Badalona para los populares. Este último caso es espectacular si se compara con las cifras de las otras ciudades. Casi ocho de cada diez votantes que optaron por García Albiol en el 2011 lo volverían a votar ahora, por cuatro de cada diez en L'Hospitalet, Barcelona y Girona (por no señalar Santa Coloma, donde la candidata del PP, Laura Rodera, sólo es capaz de retener a dos de cada diez de sus votantes de hace cuatro años).

El 24 de mayo marcará un hito en la transformación del paisaje político, eso seguro. Aunque este cambio no será igual en todos los sitios, si no que afectará a los partidos de manera diferente en función de cuál de ellos ocupe la alcaldía en cada municipio. Todo parece indicar que allí donde mande el PP, C’s no crecerá tanto, y allí donde el alcalde sea del PSC, las candidaturas ligadas a Podemos no arrancaran. Es la fuerza de los alcaldes. Porque, no lo olvidemos, las del próximo domingo son elecciones municipales. A pesar de todo.