Al cerebro no le gustan los planetas

La especie humana es una fábrica de noticias. Una fábrica que cada vez tiene más producción. Hay noticias importantes o no, ¿quién lo decide? El mundo de las noticias es incontrolable, no hay un código universalmente válido que dictamine si un hecho es realmente noticiable o no. Hay informaciones que interesan a la mayoría de personas y otras que van dirigidas a determinados sectores de la sociedad. La información deportiva también tiene sus ámbitos y la cultural los suyos. Y de vez en cuando aparece una información que no se pone límites y puede atraer a una diversidad de ciudadanos.

Yo me he sentido atraído cuando he leído esta información: "Josep Corbella nos informa de un hecho tan curioso como importante. Nuestro cerebro se atrofia después de pasar seis meses en la Estación Espacial Internacional. Hay cambios detectados en la materia blanca y líquida, y también en la gris". Pero no quiero seguir para no cometer errores. Solo anoto que con el paso del tiempo pueden aparecer consecuencias graves. Y este riesgo, ahora tan lejano y tan condicionado, me hace pensar en el riesgo de cuando nos aventuramos en territorios que nos son extraños.

La aventura espacial pide unas condiciones muy exigentes

Pienso en ámbitos sociales, culturales, políticos. La aventura espacial pide unas condiciones muy exigentes, y a veces la voluntad o el deseo de una ambición excesiva es posible que nos lleve al fracaso. Pienso que los humanos viven en sociedad -rural o urbana- y que también necesitan explorar, si les es posible, otros espacios más allá de los nuestros.

No tenemos ningún riesgo estratosférico si hacemos algunas modestas exploraciones de un espacio. No hay que ir muy lejos, nos rodean todo tipo de paisajes por descubrir. Los planetas pueden esperar.