EL ADN DE LA SEMANA

Mosquitos

Varios estudios analizan los mecanismos de las picaduras de los insectos

PERE PUIGDOMÈNECH

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Chupar la sangre de los otros no es tarea fácil. Con esto no estamos haciendo ninguna metáfora humana, sino que hablamos de mosquitos y moscas. Saber por qué pican a según quién y cómo lo hacen nos interesa sobre todo porque son portadores de enfermedades que se están expandiendo.

Una serie de artículos han aparecido últimamente sobre cómo se las ingenian los mosquitos y las moscas para encontrar los animales a los que pican y cómo lo hacen después para sobrevivir. Algunos mosquitos pican hasta llegar a venas y necesitan tiempo para alimentarse, por lo que se exponen a que los traten de ahuyentar o matar. Otras especies, como las moscas tse-tsé, pican de forma superficial para obtener sangre de la que se alimentan rápidamente, pero en estos casos la temperatura de la víctima suele ser más elevada que la suya y esto puede ser un inconveniente. Una serie de estudios ha determinado que algunos animales eliminan líquido durante la picadura y otros adaptan su fisiología para resistir de forma momentánea el aumento de la temperatura.

También se han publicado artículos sobre cómo estos insectos localizan a sus presas. Algunos mosquitos detectan el calor y el dióxido de carbono que emitimos los mamíferos. Un estudio reciente demuestra que el CO2 les sirve para aproximarse y que luego se guían por la vista. Un caso especialmente interesante es el de algunos mosquitos que detectan también el olor corporal característico de los humanos. La revista 'Science' se ha hecho eco del descubrimiento de una orquídea que entre los olores que emite se encuentran los que producimos los humanos, y de esta manera puede atraer insectos como el mosquito tigre. Los niveles de olor no son suficientes para que nosotros los apreciemos, pero sí son detectados por los insectos. Todo esto nos dice que es difícil diseñar una estrategia para evitar que los mosquitos nos piquen. No podemos dejar de respirar, ni oler y no podemos ser invisibles. Pero sí podemos poner mosquiteras, usar repelelentes o estar con alguien que les atraiga más que nosotros.