Análisis

¿Acuerdo en Minsk? Depende

Pere Vilanova

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Un acuerdo entre partes siempre depende de muchas cosas, pero en el caso que nos ocupa al final depende de una sola cuestión: la voluntad firme de cumplirlo de todas las partes. Quizá mucha gente de buena fe piense que si se firma, es que se quiere cumplir, pero en política (en general) y en política internacional (en particular) no siempre es así. De hecho, la estadística dice casi lo contrario. En cambio, para no caer del todo en el pesimismo, en esta ocasión ha habido una buena señal relativa: 17 horas de reunión en Minsk.

Cuando una reunión dura poco, y salen todos diciendo "ha sido una sesión constructiva" es que no ha servido para nada, y con tan escueta declaración se deja tiempo al tiempo. Cuando dura 17 horas, es que han forcejeado mucho. Por otra parte, se han detallado una decena de puntos con grados de acuerdo diversos, algunos concretos, otros no tanto, y cuando no lo hay se ha "comprado tiempo". Por ejemplo, la resolución de la reivindicación (lógica) de Kiev de que pase a su control la frontera de las regiones separatistas con Rusia, se ha pospuesto varios meses. La interposición de una fuerza internacional, ya sea de la OSCE ya de la ONU dependerá de la buena fe de Rusia, que tiene derecho de veto en el Consejo de Seguridad, y solo será aceptada si Rusia le toma la medida al detalle. Lo saben todos. Pero en esta reunión a cuatro, que por su formato insólito ha sido en si misma muy importante, la asimetría era otra. ¿Qué querían las partes? Lo que desea Kiev es transparente, recuperar la soberanía sobre la totalidad de Ucrania. Lo que idealmente desean Merkel y Hollande también, conseguir un acuerdo en el que las partes salven la cara, y la diplomacia demuestre que salva más vidas que la guerra, pero esto, que es moralmente inobjetable, ha tenido muchos desmentidos a lo largos de la Historia, incluso en los últimos 25 años.

La misma manipulación

Pero ¿y Putin que quiere? La anexión directa, como en Crimea, no, lo podría haber hecho en dos meses. Parece querer mantener abierto uno más de sus productos de exportación referidos: los conflictos congelados o Estados de facto, como en Osetia del Sur, Abjazia, Transnistria, Nagorno Karabakh, todos obra de Rusia. Para ello, Putin afirma contra toda evidencia que en Ucrania hay una guerra civil, entre "comunidades nacionales", que las tropas rusas nada tienen que ver, y que quiere la paz. Pero claro, tiene el deber "nacional" de prestar toda su atención a las "comunidades rusófonas" fuera de Rusia, que estarían amenazadas. Al término de la reunión Putin afirmo que la noche había ido mal, pero la mañana empezaba bien, y que el principal problema es que Kiev se niega a negociar bilateralmente de tú a tú con…"las autoridades de Lugansk y Donetsk". Exactamente como hizo Milosevic en Bosnia, y con los mismos argumentos, la misma manipulación del tiempo de negociación, en base al nacionalismo étnico y el misticismo histórico más reaccionario. Novarossiya se llama el invento. Por cierto, ¿alguien ha visto u oído estos días a la señora Mogherini?