Al contrataque
30.000 'estelades' y un respeto
Si la gente se lleva las banderas independentistas alegremente es porque se identifica con ellas
Sílvia Cóppulo
Periodista y psicóloga.
Licenciada en Psicología y Doctora en Comunicación. Profesora de Comunicación en la Universitat de Barcelona
SÍLVIA CÓPPULO
La emoción de vivirlo no te la puede quitar nadie. La voluntad de ser, tampoco. Unos tenían la piel de gallina y a otros se les heló el corazón cuando el Camp Nou se convirtió este miércoles en un clamor, como reza su himno. 30.000 estelades ondearon al viento del mundo pidiendo Respect -que es el lema de la Champions League-. Respeto, escrito en letras enormes, en una inmensa pancarta que cubría varias graderías del estadio. El himno de la Liga de Campeones quedó ensordecido por miles y miles de personas que silbaban mientras la megafonía aumentaba los decibelios de las notas para intentar sofocar tantas voces humanas. Inútilmente. El miércoles pasado en el Camp Nou se protestaba por las multas que la UEFA ha impuesto al Barça a raíz de la exhibición de banderas catalanas independentistas en dos partidos europeos, esas mismas banderas que enseñorean algunos aficionados en el campo al grito de «in, inde, independència» cuando el partido llega al minuto 17 y 14 segundos de cada periodo en alusión espontánea al año 1714, hace 300 años más uno, cuando Catalunya perdió sus instituciones y la libertad.
Algunos critican que la iniciativa de repartir las banderas gratuitamente en las inmediaciones del campo -y que se agotaron rápidamente- sea una iniciativa conjunta de la Assemblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural, Drets y la Plataforma Pro Seleccions Esportives Catalanes en una perfecta organización de 300 voluntarios que fueron distribuidos en ocho grupos.
El fútbol es el rey
Si hubiera habido un mayor número de estelades, en mayor número se habrían distribuido. Piensan los más puristas que estas entidades no tendrían que tomar tal protagonismo en un espacio donde quienes reinan son el fútbol, el club y sus socios y seguidores. No importa. Si la gente se lleva las estelades alegremente es porque se identifica con ellas. O, dicho de otro modo, ¿por qué no prueban a repartir banderas españolas en can Barça? ¿Cuántas se llevarían?
La UEFA multó al equipo catalán por la final de Berlín que ganó contra la Juventus de Turín en junio pasado y por el partido que se ha jugado en casa contra el Bayer Leverkusen en septiembre. Esta semana, contra el Bate, los inspectores de la UEFA tomaban notas y filmaban las imágenes con gesto circunspecto. Y es que los barcelonistas son los embajadores más eficaces de la Catalunya que lucha para poder ejercer su voluntad de ser.
Inteligentemente, la UEFA ha pactado una tregua con el club mientras no se resuelven los recursos presentados. Seguramente, los dirigentes de la organización internacional del fútbol tienen presente aquello de que «si no puedes conseguir que te obedezcan, es mejor no dar la orden, porque perderás todo atisbo de autoridad».
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