MIRADOR

11-S, una multitud desilusionada

Existe la voluntad de mantener la tensión de manera artificial y artificiosa, pero faltan ascuas

Imagen de una manifestación independentista, en Barcelona.

Imagen de una manifestación independentista, en Barcelona.

Xavier Bru de Sala

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Pocas veces se ha observado tanta divergencia entre un eslogan y sus seguidores. La camiseta oficial de los manifestantes del 11-S llamados a llenar la Diagonal luce una silueta del Pedraforca con una ruta de ascenso de varias etapas: 9-N, 27-S, 1-O, 3-O y finalmente 21-D que según la ilustración nos ha dejado a un paso del 'Fem la República catalana' inscrito en mayúsculas. Por si alguien no lo ha entendido bien, abajo especifica: 'Directes al cim'.

Dejando a un lado que se ha cambiado el color amarillo por el rojo de las bridas de las urnas del 1-O (no nos confundiéramos), la novedad es la concepción del 21-D, la fecha de las elecciones convocadas con el 155, como última etapa, según el esquema la más corta, antes de llegar a la cumbre.

No es un chiste, ni siquiera una referencia al libro más inútil que jamás se ha escrito sobre la idiosincrasia catalana, el muy orsiano y noucentista 'Las formas de la vida catalana', de Josep Ferrater Mora. Según el filósofo, la vida catalana se define por la continuidad, la cordura, el 'seny' y la ironía. Continuidad, sí. Persistencia, también. Y estaríamos salvados si la intención de los diseñadores de la camiseta fuese irónica.

Sondeados los ánimos de los que no pensaban asistir pero se han dejado convencer por el argumento del recuento de manifestantes ante las cámaras de medio mundo y parte del extranjero, la conclusión es que más bien nos encontramos dentro del túnel del Cadí, en medio de un atasco y con el motor apagado, que a punto de plantar la bandera en lo alto.

El contraste entre las ilusiones de los convocantes y la desilusión de la multitud es evidente, pero no gratuito. Ni ingenuo. Como todo el mundo sabe o debería saber, la ANC está con al president exiliado. Òmnium Cultural, que no convoca pero asistirá y se hará notar, se decanta por ERC y su estrategia más adaptativa de intentar sumar más gente. La camiseta de la Diada es pura propaganda electoral de la Crida.

Propaganda que a su vez contrasta con la inclinación del 'president' Quim Torra a buscar estabilidad con la aprobación de los presupuestos por los 'comuns'. Si se dejan, los de Ada Colau y Xavier Domènech serán socios del Govern independentista. Dicho en plata, giro a la izquierda e Ítaca aplazada ad calendas grecas. El reverso del eslogan 'A un paso de la cumbre'.

Proseguimos con los contrastes, esta vez entre la escalada política y mediática de los lazos y la evidente bajada de la temperatura emocional del electorado. Existe una voluntad de mantener la tensión de manera artificial y artificiosa, pero faltan ascuas. Nunca se sabe lo que puede ocurrir, pero la leña social está verde y no soplan vientos favorables a al radicalismo ni a la confrontación. Los termómetros están trucados. Lo constataremos después del otoño.

Último contraste (por ahora). Carles Puigdemont y Quim Torra han repartido los papeles. Desde Waterloo se trabaja para mantener la primacía de los post convergentes y asimilados, mientras en la plaza de Sant Jaume se siguen al pie de la letra las líneas posibilistas marcadas por Esquerra. No vaya a ser que nos metiéramos de cabeza en las elecciones y los socios nos dieran un repaso.