diversión en la costa brava

La Santa Market, el mercadillo total

La hípica de Santa Cristina d'Aro es ahora un espacio lúdico donde se funden música, gastronomía, moda y creatividad. Una oferta definitiva, por original y panorámica

La Santa Market

La Santa Market

Ferran Imedio

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Desde la carretera C-250, a su paso por Santa Cristina d'Aro (Baix Empordà), la carpa con lucecitas llama la atención. Parece que hay fiesta allí. Pero no solo es fiesta. Es algo más. Es La Santa Market, un mercadillo donde artesanía, moda, gastronomía y música se unen a lo grande.

Porque aquello es enorme: solo con decir que hay 20 puestos de comida callejera, que cuenta con un escenario donde se toca música en directo a diario o que se han habilitado 2.500 plazas de aparcamiento, se puede hacer uno a la idea de sus dimensiones. Y de su ambiciosa propuesta, ya que pretende (y parece que lo conseguirá) convertirse en uno de los centros lúdicos de referencia de la Costa Brava.

Esa carpa luminosa, que no es exactamente una carpa aunque imita su forma, es el icono de La Santa Market como la noria es el emblema del festival de Coachella (EEUU). A eso se quiere parecer la cita gerundense, una fiesta que se ha celebrado todos los fines de semana de julio y que seguirá todos los días de agosto (salvo los lunes) en lo que era la pista verde de saltos del club de hípica de Santa Cristina d'Aro y que tantos campeonatos de España acogió. Ahora, sigue habiendo caballos por ahí, pero son ponis, y se pasean entre el público ofreciéndose a ser montados por los visitantes más pequeños.

PARA TODOS LOS PÚBLICOS

Porque esa es la gracia de este mercadillo. Que está abierto a todos los públicos. Al infantil, con su guardería, sus ponis, sus actividades variadas, y al adulto, que disfruta de los conciertos de BlaumutDolo Beltran y Ramon Mirabet y que va de 'food truck' en 'food corner' probando platillos callejeros y/o comprando bisutería, complementos de moda como pañuelos o sombreros siempre de estilo 'boho', o 'hippy chic', o como se le quiera llamar a esa elegancia relajada de aires ibicencos.

Todos ellos se mezclan, se retroalimentan, saltan de puesto en puesto al ritmo de la música que suena, ya sea en vivo o pinchada por un 'disc jockey'.

Parece una tontería pero no lo es: en este espacio que ha proyectado Jaime Serra, el arquitecto de las discotecas Pachá, todo está más que pensado para que todo fluya. Sillas y mesas repartidas por el recinto para quien quiera descansar o comer con más tranquilidad, y detalles como la ausencia de cables en el suelo, ya que todos van medio metro por debajo de la superficie.

Así la atención se centra, por ejemplo, en esa carpa de lucecitas que le dan un rollo 'mediterráneamente' a La Santa Market y bajo la que artesanos emergentes exhiben su creatividad bohemia.

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OFERTA GASTRONÓMICA POTENTE

La oferta gastronómica es muy potente. El restaurante barcelonés Atapa-it ofrece un gazpacho de fresa que quita el sentido y una versión del canelón de pato con el que ganó un concurso de tapas maridadas con vinos de La Rioja en el 2014. Laufer lleva sus burgers gourmet. El Casinet (Sant Salvador) hace paellas. Frankfurt Pedralbes vende sus míticas salchichas. Hay 'sushi', pizzas hechas al horno de leña, tacos mexicanos, zumos naturales, crepes, helados…

Incluso cócteles que se sirven en bolsas de plástico con hielo y un lacito de lo más 'chic'. Y así hasta una veintena de propuestas para hincar el diente a precios asequibles.

MAZONI, GEMMA HUMET, RENALDO & CLARA

Sorprende que tanta oferta lúdica de calidad, con tanta personalidad y singularidad, sea de acceso gratuito, pero así es. De modo que hay quien va allí a ver a Xarim Aresté (hoy, 28 de julio, a las 22.30 horas), Xavi Lloses (2 de agosto), Kitflus Kuartet (3), Mazoni (5), Gemma Humet (9), Renaldo & Clara (16) y Judit Neddermann (25), por ejemplo, y ya de paso si le entra hambre o ganas de comprarse algún caprichito, ya sea unas gafas de sol o un collar o incluso ropa de cama, sacia sus impulsos allí mismo.

Tan simple de entender y tan difícil de encontrar. Hasta que llegó la bendita La Santa Market.