estoy en Londres
Un museo rodeado de ricachones
El Museo del Diseño se ha mudado al exclusivo barrio de Kensington, con vecinos multimillonarios tipo Beckham. Sus impulsores quieren convertirlo en la "Tate Modern del diseño"
Cuando en 1989 abrió sus puertas el <strong>Museo del Diseño de Londres</strong>, lo hizo en un viejo almacén de fruta en los muelles del Támesis. La zona estaba en plena renovación después de décadas de abandono. Sir Terence Conran, el hombre que cambió el estilo mobiliario de los británicos, quería revolucionar el diseño y la arquitectura. La aventura fue un éxito. En poco tiempo se convirtió en referencia internacional.
Hace unas semanas que el museo ha cambiado de sede. De los barrios portuarios del Shad Thames, ha saltado a las calles arboladas del elegante barrio de Kensington, muy necesitado de nueva savia cultural. Desde la verja de la entrada de lo que fue el Instituto de la Commonwealth, se ve el magnífico techo parabólico de cobre. La cubierta es casi lo único que queda del edificio construido en los setenta, que llevaba cerrado desde el 2002. Pese a hallarse protegido por su interés arquitectónico, estuvo a punto de ser demolido. Salvado por las autoridades locales, su reforma ha sido un trabajo colosal que ha costado más de 100 millones de euros.
En su cara sur, la estructura acristalada del museo recoge la luz y el verdor de <strong>Holland Park</strong>, un bellísimo parque que podría perder la paz de la que goza. El lugar es uno de los más privilegiados de Londres. Al otro lado quedan las mansiones señoriales ocupadas por embajadas y multimillonarios como los <strong>Beckham</strong>.
TRES PLANTAS
El interior del museo, en madera y hormigón, es sobrio y diáfano, con un enorme 'hall' en el que te sientes un poco perdido. Una gran escalera central recorre las tres plantas de un recinto de 10.000 metros cuadrados, una superficie que triplica la anterior. Hay una colección permanente -'Diseñador Fabricante Usuario'- con 400 piezas de 25 países elegidas a través de internet por el público. Muchos son objetos que han formado parte de tu vida, como el 'walkman' de Sony o la Vespa Clubman.
El museo posee también auditorio, biblioteca, un centro de estudios, varios talleres, un laboratorio de experimentación, además de tiendas, cafetería y restaurante. Espacio no falta, pero llevará tiempo que las actividades cobren vida. La aspiración de sus impulsores es convertirlo en la «<strong>Tate Modern</strong> del diseño». Han echado cuentas y esperan recibir más de medio millón de visitantes al año.
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