ESTOY EN PARÍS
Un templo del music-hall con mucha(s) vida(s)
Reabre Le Bal de la rue Blomet, un mítico local inaugurado en los años 20, tras una restauración que recrea el ambiente original
Nació en los felices años 20 como el cenáculo de un político antillano, pero en los locales de esta antigua granja del siglo XVIII la música le ganó pronto la partida a los mítines de Jean Rézard des Wouves. Todo París descubrió allí el jazz, el swing, el ragtime… Los surrealistas lo adoptaron. Francis Picabia lo pintó. Brassai lo fotografió. Era el Bal Colonial o Bal Nègre, en el número 33 de la rue Blomet, al oeste de Montparnasse, un lugar mítico del que eran asiduos Mistinguett, Joséphine Baker, Hemingway, Man Ray, Gershwin, Fitzgerald, Cocteau o Henry Miller.
Tras la segunda guerra mundial y la prohibición de los nazis, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Boris Vian o Albert Camus le dieron una nueva vida. Sin embargo, a partir de los años 60 fue perdiendo su esencia y en el 2006 ese templo del music-hall bajó definitivamente la persiana. Once años después, Guillaume Cornut, un pianista loco por la música asume el reto de recuperar el espíritu original del Bal Nègre.
"He vivido mucho tiempo en Estados Unidos y en Londres, donde hay sitios en los que se escucha todo tipo de música, a donde va todo tipo de gente. Quiero crear una sala en la que se escuche clásica, jazz, afroamericana, de Gershwin, mi mayor pasión, porque creo que eso es lo que representa el Bal Nègre", comenta en Le Parisien el nuevo propietario.
LA POLÉMICA
Todo el recinto ha sido renovado respetando la estética original. En la fachada, pintada de negro, aparece el nombre Le Bal de la rue Blomet. No era la primera opción de Cornut, que quiso mantener el cartel histórico pero tuvo que ceder ante la avalancha de críticas.
Acusado de racismo, al retomar un término que antes no se consideraba peyorativo pero que hoy tiene connotaciones insultantes, le llovieron las amenazas y hasta una petición on line para que retirara la denominación antigua.
Cornut quería ser fiel al espíritu de un lugar que, en los años veinte, representó la apertura y el mestizaje cultural, pero terminó por claudicar tras las 6.000 firmas que denunciaban 'la nostalgia colonial' del pub.
Vuelve el swing
El reluciente piano de cola espera ahora junto a la pared de ladrillo visto el primer concierto de esta nueva etapa. Será el 22 de marzo, cuando suba a escena el cantante y compositor Yanowsky.
La sala, con capacidad para 250 personas, abrirá todos los jueves, viernes y sábados por la noche con una programación ecléctica: comedia musical, jazz, music-hall, chanson… Y antes, o después, se podrá cenar en La table du Bal Blomet, el restaurante decorado con reproducciones de los carteles de época de Paul Colin.
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