ESTOY EN PARÍS

Un parque a 7 metros de altura

La Coulée Verte es la precursora del High Line neoyorquino: un pasillo verde de 4,5 kilómetros en un antiguo trayecto ferroviario

La Coulée Verte ocupa desde hace más de una década estas antiguas vías elevadas de tren.

La Coulée Verte ocupa desde hace más de una década estas antiguas vías elevadas de tren. / periodico

Eva Cantón

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EL 14 de diciembre de 1969, la estación de tren de la Bastilla de estilo Segundo Imperio se quedó obsoleta y durante años estuvo abandonada a su suerte. Hasta que, en 1984, se demolió para hacer hueco al actual edificio de la Ópera, inaugurada por François Mitterrand durante el bicentenario de la revolución francesa. Con el tiempo, los trenes que unían la emblemática plaza del este parisino con Varenne-Saint Maur, dejaron paso a una sucesión de jardines.

La llamada Coulée Verte ocupa desde hace más de una década el espacio de las antiguas vías, donde ahora conviven surcos de musgos y líquenes añejos con un paisajismo contemporáneo de árboles y arbustos. Ese ameno pasillo verde de 4,5 kilómetros rompe el molde de los parques parisinos tradicionales al atravesar pasarelas, pequeños túneles y arcadas. Y, como en muchos tramos discurre sobre un viaducto que serpentea entre edificios a siete metros de altura, el paseo tiene el atractivo añadido de alternar el paisaje arquitectónico con el natural y, de paso, colarse un poco en la vida cotidiana de los vecinos.

JARDINES CON MURCIÉLAGOS

También tiene su punto para los amantes de la botánica, porque la Coulée es uno de los escasos lugares parisinos donde en otoño florece el enebro, que se confunde con tilos, acebos, cerezos, laureles, hipéricos, lavandas y rosales. O para buscar murciélagos que se refugian bajo los túneles.

Al paseo se accede en diferentes puntos a través de escaleras y ascensores situados a lo largo de todo el recorrido. Su entrada principal en el este se hace por el viaducto de las Artes, en cuyos soportales anida una cohorte de diseñadores y artesanos que, al haberse beneficiado de la rehabilitación llevada a cabo por el ayuntamiento de la capital, están obligados a realizar in situ buena parte de sus creaciones.

De hecho, algunos han instalado sus talleres en el escaparate, así que a veces se les puede ver en pleno proceso creativo. Hay ebanistas, sopladores de vidrio, paragüeros, luthiers, orfebres… Todos inspirados por el deseo de perpetuar la tradición adaptándose a las nuevas tecnologías. En cambio, del ambiente obrero y contestatario del pasado no queda prácticamente nada en un barrio que se ha ido aburguesando y 'gentrificando' redefiniendo el perfil del este parisino. La originalidad del pasillo verde parisino ha sido imitado en Nueva York, donde desde el 2009 tienen en la High Line su propia versión de la Coulée Verte.