DE BARES
El reclamo de este bar no es que los camareros sean sordos
En Ziryab cabe todo el mundo, siempre y cuando haya sitio
Encajado entre el parque de la Ciutadella y la señorial Via Laietana –que rompe con su microcosmos medio bohemio medio alternativo, donde prácticamente nada está de más–, se encuentra el Born. Y en el corazón de este barrio, un auténtico oasis, que suele entrar en ebullición bien avanzada la noche y responde al nombre de Ziryab.
¡Ojo, porque hay dos! Ziryab Shisha & Lounge comparte vecindario con su hermano mayor, Ziryab Tapas & Wines, con un formato restaurante que lo aleja bastante del primero. Eso sí: vayas donde vayas, las laberínticas callejuelas de la zona no te facilitarán la tarea de llegar hasta ellos. Así que no es momento de dejarte llevar por la intuición. Tendrás que tirar de maps, a menos que tengas tiempo para perderte, al menos, un par de veces. Sí, has leído bien: aún es posible perderse por la ciudad.
Al pequeño Ziryab no le falta un ápice de carácter y algo aún más importante: esconde una tan interesante como desconocida iniciativa, que ahora lo será un poco menos. Un bar, que no una asociación con fines sociales, con camareros sordos pero abierto a cualquier público, por supuesto. La palabra es sordos, que no sordomudos, término equívoco que suele utilizar mucha gente por desconocimiento. Ellos tienen capacidad vocal, aunque algunos no la utilicen, o lo hagan con dificultad.
Ziryab se gestó en la cabeza de dos hermanos ingleses, Emlyn y Kate, copropietarios de ambos negocios, y se asienta finalmente en Barcelona tras mucho tantear posibles escenarios. Si bien es cierto que en sus intenciones siempre estuvo contratar a personas sordas (uno de los propietarios lo es), al principio solo tuvieron un empleado con esta discapacidad y nunca imaginaron que un día toda la plantilla sería sorda. Hoy lo es.
LO MEJOR DEL ZIRYAB
Sin embargo, no es esta la atracción del bar. O eso se pretende. La gente va allí a tomar una de las mejores shishas (pipas de agua) de Barcelona y otro de los productos insignia del Ziryab: Taybeh, la cerveza palestina.
«Ese fue nuestro reclamo al principio y hoy lo sigue siendo», comenta el propietario. Aunque el hecho de ser servidos por camareros sordos no deja de ser un dato, cuando menos, llamativo. Y extraña que no se haga eco de esto en ninguna de las páginas web del local. Emlyn responde: «Estoy absolutamente convencido de las capacidades de mis empleados para trabajar aquí».
Sin embargo, hubo un momento en que temió la reacción del público no sordo, por tabús o actitudes compasivas que no ayudan a llevar el asunto con la naturalidad que merece. Tampoco es su voluntad mercantilizar esta particularidad: para él basta con que la gente salga contenta con el trato recibido y con ganas de volver al Ziryab. Su nombre se debe a la pasión de Kate por la cultura árabe.
De fondo suena el tema 'September' y ellos no lo están escuchando.
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