Cariño, he encogido la ciudad

Barcelona en miniatura

Restaurantes, comercios, hasta teatros de bolsillo. 15 grandes locales microscópicos a reivindicar. Por una vez, el tópico es cierto: menos es más

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Òscar Broc

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1. La Cazalla

Toda la noche en la calle

Dice la leyenda que lleva en el Chino desde 1912. Me lo creo. El aroma a la vieja Barcelona puede rastrearse en sus azulejos, en sus tragos de cazalla. He aquí el bar más pequeño de Barcelona. Tan pequeño que no es un bar; básicamente es una barra abocada a la calle Arc del Teatre. De acuerdo, sí que es un bar, pero el bar es la calle... Demasiado lío para describir una de las pirámides más antiguas de la bohemia local. Aquí es tradición remojarse el gaznate con cazalla, pero también hay mojitos y diferentes licores y combinados para los más finolis. Por cierto, este es el único bar de Barcelona en cuyo interior podrás fumar lo que te plazca, como en los 90.

Arc del Teatre,  1. www.lacazalla.com


2. Yamane

Un poquito de Japón

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En el Born hay un restaurante japonés tan pequeño que parece una tiendecita. Se llama Yamane y tendrás que meter el hocico para que te llegue el aroma a pescado y alga nori. En su interior, un mostrador, una mesita normal para sentarse cuatro y un par de mesitas elevadas, con taburetes, para comidas raudas. Nada más. Preparan un sushi imperial y también dominan varios platos de auténtica cocina casera japonesa. Vale, puedes sentarte en una mesa de la terraza de Casa Paco para comértelo, pero Yamane tiene que ser vivido desde dentro, con estrecheces y el vértigo que produce recordar tus últimas vacaciones en Japón. Para sentimentales de lo nipón.

Allada Vermell, 10. www.yamane-bcn.com


3. Arkham Cómics

La pequeña tienda de los horrores

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El propietario de Arkham tiene que ser una eminencia del Tetris. No se puede explicar de otro modo que haya conseguido meter tantos cómics y tantos juguetes en una tienda tan tan pequeña. El mito de que los tebeos y el 'merchandising' necesitan espacio se desmorona en uno de los rincones más claustrofóbicamente entrañables de Ciutat Vella. Arkham es un regalo para los románticos que echan de menos las librerías de cómics de antes: caótica, oscura, envolvente, pequeñísima y con alma. Tan mágica y de culto que si sacaran un 'mogwai' vivo de debajo del mostrador me parecería lo más normal del mundo.

Xuclà, 16. ww.facebook.com/arkham-comicsbcn


4. Dalston Coffee

Café para uno

La cafetería más pequeña de Ciutat Vella (y quién sabe si de Barcelona.) En Dalston apenas caben cinco personas, es un cubículo minúsculo pero acogedor. La pared blanca y el ladrillo aniquilan cualquier atisbo de claustrofobia, y los tres taburetes que hay te permiten degustar sus cafés de especialidad –tostados en Barcelona– con la pausa necesaria. Amparado por una barra más corta que una canción de Napalm Death, el único barista ejecuta milagros en taza: le pone mimo, domina todas las variantes frías y calientes, y utiliza leche fresca nueva para cada taza, no esa pócima requemada con sabor a guano que ponen en todos los sitios. Sí, he probado el guano.

Ramelleres, 16. www.dalstoncoffee.com


5. Wilde Store

Dioptrías para minorías

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General Óptica está muy bien, pero hay días que parece el escenario principal del Primavera Sound. Tus dioptrías te piden algo más íntimo y, ya que estamos, unas gafas que se salgan del circuito comercial. Porque molas. La tienda Wilde Store del Raval es una cámara tan minúscula que sentirás el aliento de las gafas en la nuca. Diseñan, producen y comercializan piezas hechas a mano, algunas en edición limitada, y la mayoría de ellas con siluetas rompedoras y futuristas que volverán loca a tu prima hipster. Por cierto, agudiza las retinas: la tienda es tan poca cosa que para encontrarla necesitarás… gafas (risas enlatadas).

Joaquín Costa, 2. www.wildewebstore.com


6. Acero Street Flavors

No hay bocata pequeño

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A escasos metros de Santa Maria del Mar, encontrarás esta bocatería de bolsillo en la que no caben más de ocho comensales. Es como un pequeño 'food truck' incrustado en el cemento de la calle Espaseria. Aquí todo es fácil: te sientas en la diminuta barra y te dejas querer por una carta sucinta, pero jugosa, de bocadillos de autor. No te pierdas el vietnamita de panceta, cilantro, zanahoria, cebolla, pepino, guindilla y salsa sriracha. O el de calamares, pico de gallo, cebolla frita y mayonesa con lima. ¡Y alerta con las alitas de pollo! Comerás tantas que te saldrá cresta, como a Arturo Vidal.

Espaseria, 10. www.acerostreetflavors.com


7. La Montse

Pesadilla en la cocina

La Montse es una caja de cerillas para gnomos, pero resulta asombroso lo bien que se ha aprovechado el casi inexistente espacio para almacenar el producto. Esta tienda microscópica es una institución en material de cocina. Pequeños electrodomésticos, utensilios, recipientes, ollas, sartenes, coladores, tablas de planchar, aceiteras… Las paredes se ciernen sobre el visitante, envolviéndolo en un amnios de objetos de plástico, aluminio, silicona, cristal y hierro; una atmósfera irreal que hace que comprar una parrilla se convierta en algo mágico. Ideal para chefs del tamaño de Torrebruno.

Mallorca, 158. www.facebook.com/lacuinadelamontse


8. La Puntual

Títeres con cabeza

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Con 50 personas se pone hasta la bandera, se puede hablar de lleno histórico. Es la capacidad máxima de este teatro en el que no hay humanos en su escenario. De hecho, en las microtablas solo verás títeres, marionetas y sombras chinescas; a las personas de carne y hueso, padres e hijos se entiende, les corresponde el patio de butacas. Dicen que es el teatro más diminuto de Barcelona. Diantre, es tan mono que parece de cartón piedra, como sus entrañables actorcitos.

Allada Vermell, 15. www.lapuntual.info/es


9. Kingkong Bò Bún

Plato único

Ideal para ir en pareja, el Kingkong Bò Bún es un restaurante en pequeñísimo formato que te hace olvidar su tamaño tirando de encanto y buena comida. La gracia no es que sea pequeño, que lo es y mucho, sino que se ha consagrado tan solo al Bò Bún, el único plato que prepara, un bol vietnamita tibio, colorido y apetitoso, con fideos de arroz, pepino, zanahoria, cilantro, menta, ternera marinada y otras lindezas. El bol viene acompañado de unos nems, unos crujientes rollitos de hojas de arroz, rellenos de carne de cerdo y gamba. Y ya está. La responsable de este Vietnam en miniatura es Alexandra Ferrand: echaba tanto de menos este plato tan querido en Francia que le construyó un pequeño altar en el barrio del Born. Y promete hacer sopa Pho para cuando llegue el frío.

Gombau, 4www.facebook.com/Kingkong-Bò-Bún-1059447730866247


10. Microlibrería Lino

Back in Blackie

Si destilara más encanto, tendría hordas de fieles encadenados a la puerta, con las pupilas dilatadas como Candy Candy ad infinitum. En el Hotel Casa Bonay, te espera una librería cambiante y reducida a su mínima expresión (tres estanterías, la última vez que fui), con los mejores libros del catálogo de Blackie Books (no necesariamente los más vendidos) y piezas de segunda mano e importación. Si a este formato único en Barcelona le sumas un entorno mágico y un servicio de atención excelente, no hace falta que mires el resultado: en la calculadora pondrá «triunfada».

Gran Via de Les Corts Catalanes, 700 (Hotel Casa Bonay). www.facebook.com/Linobooks


11. Fatbottom Books

Jóvenes ocultos

El antídoto contra la dictadura superheroica. Fatbottom Books es una librería gráfica endiabladamente pequeña que no se casa con los tebeos comerciales ni bajo los efectos de alguna droga potentísima. Su especialidad es el cómic independiente, los libros de ilustración 'underground' y los fanzines. Es tan pequeña como las editoriales y autores a los que da cobijo, muchos de ellos de la escena local, pero eso la hace todavía más grande. Templo.

Lluna, 10. www.fatbottombooks.com


12. Frankfurt Sant Jaume

La fiesta de las salchichas

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En el Frankfurt Sant Jaume, tres no son multitud, son una masa incontrolable. La casa de Yoda es más grande. En esta lata de sardinas perfumada con aromas de plancha aceitosa, uno se zampa las mejores salchichas de frankfurt del Gòtic, con permiso del Conesa. No intentes imaginarlo, hay que vivirlo in situ. Una plancha jurásica, un mostrador simbólico de los 70 y un par de metros cuadrados de aire: eso es Frankfurt Sant Jaume. Nunca en tan pocas baldosas se había concentrado tanto colesterol.

Plaza de Sant Jaume, 2.


13. A Tu Bola

Cuestión de pelotas

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Comida comprimida para un espacio comprimido. Tiene sentido. En A Tu Bola comprenderás que el nombre no es ninguna referencia a la libertad de pensamiento, es un juego de palabras con el objeto estrella de la casa: la bola comestible. Hay bolas de ternera, de pollo, de lentejas, de quinoa; bolas realmente jugosas que combinan con recetas saludables, como los hummus, y se pueden comer en plato o pita. Es comida rápida, sí. Es comida barata, también. Pero van a lo sano, trabajan con dedicación y producto fresco y se han ganado el afecto del Raval. Un consejo: no les hagas la pelota (aplausos grabados).

Hospital, 78. ww.atubolarest.com/es


14. Macarena Club

Techno microscópico

Antes era un tablao flamenco, ahora es uno de los mejores clubs de la ciudad. Y el más pequeño. Tienes al dj tan cerca que le puedes poner el pelo detrás de la oreja. Con un sonido aplastante y un 'dancefloor' mínimo, esta caja de cerillas technoide es el antídoto definitivo contra Pacha y similares.

Nou de Sant Francesc, 5. www.macarenaclub.com


15. La Més Petita

2 centímetros cuadrados de espuma

Necesitarás cuchillas en los tobillos, como Messala, para llegar al mostrador los días más agitados. La cervecería artesana La Més Petita tiene menos metros cuadrados que el lavabo de Tyrion, pero hace magia con ochos surtidores de birra artesana (en rotación) y un trato al cliente casi familiar.

Diputació, 30. www.facebook.com/Cerveseria-La-Més-Petita-143831849109667