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Huyendo entre las rejas del hogar

El georgiano Rezo Gigineishvili recrea en 'Rehenes' el trágico intento de secuestro de un avión de Aeroflot en 1983

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Nando Salvà

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En la primera escena de 'Rehenes', unos jóvenes se dan un chapuzón invernal en la playa. La diversión es interrumpida por la llegada de una pareja de soldados con sus perros policía: meterse en el agua a esa hora está prohibido. Uno de los bañistas trata de relajar a los oficiales dándoles cigarrillos, y preguntando entre sonrisas: "¿Os preocupa que vayamos nadando hasta Turquía?". Unas escenas más tarde descubriremos que eso precisamente, huir por la fuerza al país vecino, es lo que los chicos planean.

Al fin y al cabo, la nueva película del director Rezo Gigineishvili es la recreación de un trágico suceso real: en 1983 un grupo de georgianos intentaron tomar el control de un avión de la compañía Aeroflot para obligarlo a desviarse de su ruta y sacarlos así de la Unión Soviética. La cosa no acabó bien para ellos.

Cabe decir que el título de la película no se refiere a los pasajeros de aquel vuelo sino a los propios secuestradores. Son miembros de la élite intelectual y financiera y por tanto unos privilegiados, pero el agobiante escrutinio de la KGB y las restricciones para viajar a Occidente hacen de su situación una jaula dorada. Y para escapar de ella aceptan no solo morir sino también matar con una naturalidad que los convertiría en gente repulsiva de no ser porque, tal y como Gigineishvili los retrata, queda claro que no sufren de degradación moral sino más bien de insensatez, irreflexión e ingenuidad. Eso explica que su plan esté abocado al desastre.

CLAUSTROFOBIA Y CAOS

Es precisamente la reconstrucción de todo lo que no funcionó bien durante el intento de secuestro, del catálogo de errores y obstáculos que el grupo afrontó desde que pusieron un pie en el aeropuerto, lo que otorga a 'Rehenes' su razón misma de ser. En cuanto la acción se traslada al interior del avión Gigineishvili hace gala de una mano experta creando primero una atosigante atmósfera de claustrofobia y capturando después el caos, la confusión y el terror que se apoderan de la cabina de pasajeros mientras las balas vuelan y los cuerpos empiezan a desangrarse.

Si en su primera mitad 'Rehenes' funciona como una intriga de espionaje, la segunda es una experiencia puramente visceral: más que en testigos de la tragedia nos convertimos en parte de ella. Es en todo caso en su epílogo, que transcurre entre tribunales y campos sembrados de restos humanos que la película resulta especialmente ilustrativa sobre lo aplastante que resulta vivir bajo un régimen en el que los Beatles y la Biblia son considerados propaganda, y sobre las reacciones radicales que esa presión provoca.

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