cine

'Como nuestros padres', una olla en ebullición

La nueva película de la brasileña Laís Bodanzky es el matizado retrato de una mujer que, a las puertas de la mediana edad, contempla cómo su mundo se resquebraja

Nando Salvà

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Hay varias maneras de mirar a Rosa, protagonista de 'Como nuestros padres', la nueva película de Laís Bodanzky, y eso explica que cada uno de quienes la rodean la vea de manera diferente. Para unos, es una burguesa acomodada incapaz de plantearse la vida fuera de la célula familiar tradicional; para otros, una egoísta que se queja sin motivo y es incapaz de sentirse satisfecha por una vida esencialmente confortable.

En realidad, ni siquiera ella misma sabe bien quién es o quiere ser; de lo que no le cabe duda, eso sí, es que está harta de ser una supermujer que mantiene la casa en pie, asume por completo el cuidado de sus hijas y vive resignada a renunciar a sus sueños -escribir obras de teatro en lugar de expedientes para una empresa de cerámica de baño- mientras su marido cumple los suyos ejerciendo de activista por el medioambiente y la defensa de tribus indígenas.

Todo eso queda más o menos claro sin necesidad de ser dicho en la primera escena de 'Como nuestros padres', durante un almuerzo familiar sobre el que de repente cae una bomba: la madre de Rosa revela que el padre biológico de su hija no es el hombre que contribuyó a su cuidado sino un amante casual con el que tuvo una aventura durante un viaje a la Habana 38 años atrás. La confesión sumirá a la mujer en una crisis profunda que le hará cuestionarse su matrimonio, su empleo y su papel como mujer en la sociedad.

ARRANQUE DE UNA POTENCIA ENORME

Ese arranque narrativo posee una potencia enorme, imposible de mantener a lo largo del resto del metraje. El retrato de una mujer en busca de sí misma que Bodanzky lleva a cabo a partir de entonces quizá resulte algo convencional pero también derrocha honestidad, y no cae en maniqueísmos telenovelescos ni toma a la ligera las zozobras de su protagonista tratándolas como caprichos de clase acomodada. Rosa es como una olla olvidada en el fuego y a punto de entrar en ebullición; y sus sentimientos están a punto de desbordarse a través del estrecho hueco dejado por la tapa que la reprime.

Convirtiéndola de forma más o menos explícita en una versión contemporánea de la heroína de 'Casa de muñecas', la gran obra feminista de Henrik Ibsen, 'Como nuestros padres' sugiere que las cosas apenas han cambiado para las mujeres en los últimos 140 años. Rosa soporta la misma carga que soportó su madre y, probablemente, la misma que soportarán sus hijas. Y, sostiene Bodanzky, es esencial la solidaridad entre unas y otras.

Al final, por muy diferentes que sean, esas mujeres comparten el deseo ineludible de ser felices ya sea fumando un cigarro, yendo en bicicleta al colegio o siendo sinceras por primera vez en mucho tiempo consigo mismas.

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