CINE
'Moonlight': carta de amor a los parias
Una poética reflexión de Barry Jenkins sobre la raza, la masculinidad y la identidad
¿Qué es lo que define a una persona? ¿Es el color de su piel o su orientación sexual? ¿O son más bien, quizá, las cicatrices acumuladas con el tiempo? En efecto, somos una suma de experiencias. Y 'Moonlight' se muestra increíblemente atenta al modo en que esas vivencias perfilan tanto los contornos externos de lo que somos -o lo que queremos parecer- como el tejido mismo de nuestra personalidad. Y lo hace retratando con economía desarmante a Chiron, un individuo negro permanentemente acechado por las fuerzas destructivas que lo rodean.
Lo acompañamos durante 15 años. Primero es un niño asustado de madre drogadicta que entrará en la órbita de un camello con vocación de figura paterna; después es un adolescente víctima del acoso escolar y confuso a causa de unos deseos que no sabe manejar; finalmente, es un adulto que ha convertido su cuerpo en un musculoso escudo contra los dolorosos recuerdos de su infancia -cuando su madre ya adivinaba que el niño le había salido raro- pero es incapaz de olvidar al hombre que querría ser.
CUANDO NO ENCAJAS
El director <strong>Barry Jenkins</strong> demuestra entender los mecanismos de la dictadura heterocrática que se impone sobre los varones a una edad en la que ser un hombre significa dar collejas al más débil, comparar con los otros el tamaño de los genitales y en general dárselas de machote, y que convierte al que no encaja en un paria de por vida.
Mientras madura, Chiron no solo sufre por su sexualidad sino también por la sospecha de que se equivocó de ruta hacia la felicidad y que ya es tarde para cambiar el rumbo. Cuando lo vemos con una pistola en el cinto inevitablemente esperamos lo peor: acabará formando parte de los índices de criminalidad, incapaz de burlar el destino que la sociedad le anudó al cuello al nacer como un cordón umbilical. Pero Jenkins toma clichés sobre adicción, pobreza, violencia y homofobia y lo que hace con ellos es maravillosamente inesperado.
NARRACIÓN CASI IMPRESIONISTA
No tiene interés en darnos lecciones vitales, ensañarse con el dolor ni caer en tremendismos. Su narración es casi impresionista, como un compendio de recuerdos algo difusos y sesgados por la tristeza sobre alguien que se protegió de tal modo de las flaquezas y la desconfianza que su identidad adoptada ha llegado a ser una cárcel. Pero 'Moonlight' también es una historia de amor, que es tierna y oscura, y ofrece cierta esperanza a su héroe: aún está a tiempo para abrirse de nuevo al exterior, aunque el camino que tenga delante sea tan incierto como el que dejó atrás.
A ratos corre el riesgo de sentir lástima con su protagonista.Su manejo intrépido y sabio de los clichés sobre la juventud afroamericana.
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