'THRILLER'

Mario Casas se hace mayor

El gallego es un actor disciplinado que crece jugándosela en cada película. Acaba de estrenar 'Contratiempo', rodada en Barcelona

Mario Casas, protagonista de 'Contratiempo'.

Mario Casas, protagonista de 'Contratiempo'.

OLGA PEREDA

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Mario Casas se ha hecho mayor. Lo dice su carnet de identidad (nacido en A Coruña en 1986) y sus ojos. No es el chavalín que enamoró a las adolescentes con '3 metros sobre el cielo' y su secuela, 'Tengo ganas de ti'. Tampoco es un 'hombre de Paco'. Es Mario Casas, tiene 30 años y le están pasando cosas en la vida.

El disciplinado Casas empezó a asomar la patita del actor que podría llegar a ser con 'Grupo 7', 'Carne de neón', 'Las brujas de Zugarramurdi', 'Toro' e 'Ismael'. "En todas esas películas me fui haciendo un poquito mayor", afirma. El día de Reyes ha estrenado '<strong>Contratiempo</strong>', un 'thriller' perfectamente construido del que se siente tan orgulloso que no lo puede (ni quiere) disimular.

Da vida a un empresario de éxito, un respetado hombre de negocios casado y con una niña pequeña. Un accidente de coche mientras está con su amante (Bárbara Lennie) hace que toda su vida dé un giro descomunal.

"HE DADO UN PASO MÁS ALLÁ"

"Cuando rodé '<strong>Ismael</strong>' también hacía de padre, pero entonces tenía 27 años y no estaba en el punto en el que estoy ahora. Ahora sí que te crees que sea un empresario poderoso con una hija. He dado un paso más LEJOS. Por madurez y por edad. Uno se tiene que ir haciendo mayor y tienen que pasarle cosas para que puedas interpretar y hacer personajes que vayan más allá".

¿Qué cosas le están pasando a Mario? No entra en detalle y contesta con una cautivadora sonrisa que lleva un año "meditando, descansando, viajando y madurando". De un tiempo a esta parte le ha dado por escribir. Bueno, no tanto por escribir ("soy un poco negadillo porque es muy complicado") pero sí por pensar un posible guion.

"Tengo amigos guionistas con los que comento muchos temas a los que estoy dando vueltas porque me pica el gusanillo y me gustaría dirigir un corto. Me veo haciéndolo en unos años". Sí, Mario, se ha hecho mayor. Atrás quedan los veranos trabajando como carpintero con su padre (de profesión, constructor). También las jornadas de telefonista para sacarse dos duros.

SU FAMILIA, UNA PIÑA HUMANA

Lo que no se está quedando atrás es su familia, una piña humana y profesional dedicada a la industria del cine y la moda: sus padres y sus cuatro hermanos. Sheila, la única chica, es su representante. No es la única que lee los guiones que llegan a Mario. Todos lo hacen.

"Me encanta que lo hagan. Al final, yo soy el que toma la decisión. Pero me gusta tener diferentes puntos de vista. A mi hermana Sheila le gusta más, por ejemplo, 'Leyendas de pasión'. A mi padre le encanta el cine de acción. Mi hermano Christian es un enamorado de lo indie y a Oscar -que también es actor- le pirran otro tipo de historias".

Sus padres y hermanos son, de hecho, los que más le han ayudado a ser el actor que es. Y que será. "A veces tropezaré y otras acertaré. Tengo claro que en cada proyecto doy el cien por cien. Me la juego y trato de hacer cosas muy distintas». La bestia parda y noble a la que dio vida en 'Toro', por ejemplo, no tiene nada que ver con el pardillo de 'Las brujas de Zugarramurdi'.

Y estos dos personajes tampoco tienen nada en común con Adrián Doria, protagonista de 'Contratiempo', rodada en Barcelona -donde Mario vivió muchos años- a las órdenes de Oriol Paulo con una sobresaliente Ana Wagener y un José Coronado que trasmite a la perfección la angustia paterna.

RASGOS PSICOPÁTICOS

Casas deja claro que su personaje está muy trabajado. Se pasó dos meses leyendo artículos sobre rasgos psicopáticos. Con libros en la mano, el actor empezó a trabajar la biografía del protagonista del angustioso 'thriller', un tipo que lo tiene todo y se cree el más inteligente del mundo. Pero también un ser oscuro y ambiguo. "El poder te lleva a actuar de manera bastante chunga".

Puede que Casas se haya hecho mayor, pero sigue arrasando entre las jovencitas. El excesivo 'momento fan' no se lo plantea, lo asume con normalidad porque forma parte de su vida y punto. Es consciente de que un día estás arriba y otro, en el subsuelo. Así le han educado sus padres, que también le inculcaron el ahorro como forma de vida desde que empezó a hacer sus pinitos en la industria. Las barbacoas en el hogar de los Casas (en El Escorial, en plena sierra madrileña) dan mucho de sí.

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