teatro

Los Modernos se dan un homenaje en la Muntaner

El dúo uruguayo-argentino suma 15 años de una carrera marcada por un humor ocurrente

Los Modernos se dan un homenaje en la Sala Muntaner

Los Modernos se dan un homenaje en la Sala Muntaner / periodico

José Carlos Sorribes

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Dos tipos en el centro del escenario. Visten con una elegancia particular: americana, camisa y falda. Ahora bien, calzan zuecos y calcetines largos. El espacio está vacío y solo iluminado. Aparecen en escena y se desata una fiesta del lenguaje, una cascada torrencial de palabras, unidas por el sentido más común y el sentido más absurdo.

Son Alejandro Orlando, el que tiene pelo -¿o peluca?- casi de camuflaje, y Pedro Paiva, el calvo que luce mostacho de brigadier. El primero, argentino de Córdoba; el segundo, uruguayo de Montevideo. Son, ellos lo dicen, como Leo Messi y Luis Suárez, una pareja bien avenida que lleva una década y media desparramando su ingenio por medio mundo. Ahora, para celebrarlo, se dan un homenaje con una antología de lo mejor de los siete espectáculos de su trayectoria.

Han contado que se bautizaron como Los Modernos al ver, de forma casual, una pintada en una pared de una calle: Lavadero García, el Moderno. Les sirvió para sentenciar que en estos tiempos de posmodernidad, "ser modernos es estar pasados de moda". Así lo explicaban este verano en el diario La Voz del Interior de Córdoba -la ciudad argentina donde vieron la pintada y donde debutaron en el año 2002- con motivo de un reencuentro que se ha instalado en el segundo horario de la Muntaner.

SACAR PUNTA A LAS PALABRAS

El homenaje que se dan Orlando y Paiva responde, lógicamente, a lo que ha sido esa trayectoria de 15 años, con una presencia habitual en Barcelona. Pasean sin pausa por igual por conceptos elevados que se limitan a juguetear con las palabras, sacándoles punta hasta extremos imposibles.

Esa ha sido siempre la clave del éxito de Los Modernos, un dúo que ya es clásico con una manera de estar en el escenario que pasa por el difícil equilibrio de lo que es solemne y luego también trivial, nunca chabacano. Y aderezado con canciones del mismo perfil. Sea una samba, sea un bolero. Todo vale para componer una partitura, que, en definitiva, nunca desafina.

Los espectáculos de Los Modernos discurren a una velocidad de vértigo que pide un público dispuesto a participar del juego. En su tierra los comparan con Los Luthiers, aquí podríamos hablar de Faemino y Cansado o de Tip y Coll.

Aunque solo sea por ese absurdo trufado de inteligencia que irradian. Orlando, más asentado en Argentina, y Paiva, un artista polifacético que reside en Pamplona, donde se dedica a la pintura, funcionan hoy como una pareja independiente, pero siempre serán bienvenidos sus reencuentros.

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