Teatro

'La importància de ser Frank', una comedia musical de traca en el TNC

David Selvas ha llevado a la Sala Petita con gran éxito la última obra que escribió Oscar Wilde

Escena de la obra de teatro 'La importància de ser Frank'.

Escena de la obra de teatro 'La importància de ser Frank'. / .43142245

José Carlos Sorribes

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¿Qué tienen en común Oscar Wilde y 'La La Land'? Poco o nada. Pero en manos de David Selvas, 'La importància de ser Frank', la última pieza escrita, en 1895, por el autor irlandés se convierte en una comedia musical de un colorismo pop que, sin que vuele demasiado la imaginación, nos lleva al filme de Damien Chazelle. Con un final más feliz, eso sí. La versión de este ácido retrato sobre la hipocresía social ha llegado a la Sala Petita del TNC en una versión burbujeante y de un buen rollo que te gana sin oposición.

'La importància de ser Frank' tiene todos los ingredientes para ser una bomba escénica. Vayamos con el recuento de virtudes. Una comedia de impecable arquitectura teatral. Wilde es un maestro en la construcción de personajes y situaciones. Aderezada, además, con una ración de aforismos de los suyos. La versión de Selvas y de Cristina Genebat está ubicada en una beneficiosa atemporalidad, sin corsés de época. La dirección es ágil y redonda, con un reparto a no menor altura. Y una apuesta musical que hace volar la comedia. El resultado: un hit ya antes de su estreno que permitirá a quienes no puedan verla en el TNC tener una segunda oportunidad en julio en el Poliorama.

Una reposición tan inmediata se explica porque Selvas ha manejado la pócima del éxito, que acostumbra a ser todo un enigma en el teatro. Una buena comedia no lo es sin unos intérpretes que la despachen como toca. Y este elenco tiene de todo. Miki Esparbé y David Verdaguer son la pareja de amigos que juegan con su identidad, y su nombre, y sus enredos amorosos de manera francamente caprichosa.

Verdaguer vuelve a soltarse el pelo en un papel que parece escrito para él. Surfea desde hace tiempo en la ola del triunfo. Esparbé se prodiga mucho en el campo audiovisual y bastante menos en el teatro. Pero es un actor de presencia y capacidad impecables. La pareja va siempre como un avión y es un gancho incuestionable. Norbert Martínez y Mia Esteve forman otro dúo bien sincronizado. Siempre en su sitio, tienen roles más secundarios, pero le roban plano a cualquiera.

Quedan, por último, otras tres actrices: una experta y dos jóvenes, dos Paulas. Lo que hace Laura Conejero en 'La importància de ser Frank' es de premio. Cada aparición de Lady Bracknell es de ovación en pie. Cuando habla, cuando calla y cuando gesticula. ¡Qué actriz! Está a la par de un personaje de extravagante comicidad y en el que Wilde reúne todas sus personales disgresiones.

En las dos Paulas carga Selvas el peso del musical, y ambas lo aguantan sin ningún titubeo. Malia, integrante de las Mamzelles, es más conocida en el teatro y luce gracia, seguridad y capacidad vocal. Para los que fueron seguidores de 'La Riera', la otra Paula, Jornet, no es ningún descubrimiento, pero sí para los que no vieran la teleserie, donde coincidió con Selvas. Es la revelación, con cautivadora voz indie y desparpajo escénico. Tiene, además, campo libre con la guitarra y así lo hace en el cambio de escena, de la ciudad al campo, que es una maravilla. Esa transición ya justifica por sí sola el pago de la entrada.