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'Detroit': esto es la guerra

Kathryn Bigelow cuenta en su nueva película cómo un pequeño incidente se convirtió en uno de los episodios más violentos de la historia de EEUU

Nando Salvà

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'Blind Pig' -en castellano, Cerdo Ciego- es un término originado en Estados Unidos en el siglo XIX aplicado a establecimientos de baja estofa en los que se vendía alcohol sin licencia. A los clientes se les cobraba una tarifa para ver una atracción -por ejemplo, un marrano invidente- y por el mismo precio, esquivando la ley, se les servía una copa de alcohol gratis.

En la madrugada del 23 de julio de 1967, un grupo de afroamericanos celebraban el regreso de dos jóvenes de Vietnam en un 'blind pig' de Detroit. Justo antes del amanecer, la policía irrumpió en el bar y empezó a arrestar a las 85 personas allí se reunían. Mientras metían a los detenidos en furgones, los vecinos se congregaron para protestar contra la acción de los agentes. Primero lanzaron botellas, después empezaron a saquear comercios de la zona y quemar coches y contenedores antes de que los altercados se extendieran a otros barrios hasta convertirse en un disturbio a gran escala. El resultado fue uno de los episodios más violentos y devastadores de la historia de Estados Unidos. Al cabo de cinco días se habían producido más de 7.000 arrestos y 43 personas, mayormente negras, estaban muertas. Unos 1.400 edificios habían quedado reducidos a cenizas.

En su nueva película, 'Detroit', la directora Kathryn Bigelow recrea aquellos sucesos, pero lo hace poniendo la mirada en otro punto específico: el Motel Algiers, una pensión regentada por afroamericanos en la que, en la noche del 25 de julio, 12 personas -10 negros, dos blancos- fueron torturadas física y mentalmente por un pequeño grupo de policías blancos que sospechaban que alguien había efectuado disparos contra la Guardia Nacional desde una de las ventanas del edificio.

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En aquella época, el Cuerpo de Policía de Detroit, como la inmensa mayoría de las fuerzas de seguridad estadounidenses, era un estamento eminentemente blanco y racista. Sus miembros consideraban que la comunidad negra era problemática por naturaleza, y que la brutalidad era necesaria para hacerles cambiar de actitud. Como Bigelow recrea en 'Detroit', en el Motel Algiers en realidad no había ningún tirador; se trataba de un joven que estaba haciendo el payaso con una pistola de fogueo. Pese a ello, fue abatido nada más irrumpir los agentes en el edificio. La pistola nunca llegó a ser recuperada.

Los policías obligaron a los ocupantes del edificio a ponerse en fila a lo largo del pasillo, y durante las horas siguientes se ensañaron con ellos: los golpearon, les amenazaron de muerte, escenificaron falsas ejecuciones para aterrorizarlos y finalmente -según la película, de forma accidental-, a algunos les quitaron la vida. Al final de la noche, tres hombres negros habían muerto a balazos. Ninguno de los policías fue castigado por los sucesos.

EL APOYO DE LA CASA BLANCA

No cabe ninguna duda de que, aunque lo que 'Detroit' cuenta sucediera hace ahora medio siglo, en realidad para Bigelow es una historia de nuestros días. Empezó a trabajar en ella junto con el guionista Marc Boal después de los disturbios de 2014 en Ferguson (Misuri), y su relevancia es especialmente evidente en la América actual, en la que los supremacistas blancos son apoyados e incitados por la Casa Blanca. El abuso de aquellos con la piel más oscura por parte de las autoridades ha sido un constante en la llamada democracia más antigua del mundo desde su fundación misma. Y no parece que vaya a dejar de serlo.

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