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Quien bien te quiere te hará sangrar

Esta hilarante relectura del cine de zombis nos devuelve a Nicolas Cage en su estado más puro

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Nando Salvà

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Quizá no haya otro actor capaz de representar la histeria absoluta de forma tan vistosa como Nicolas Cage. Pero, en parte porque el actor ha pasado buena parte de la última década rodando el tipo de películas que se estrenan directamente en dvd, hacía tiempo que no le veíamos perder los papeles en pantalla grande con la entrega que derrocha en 'Mamá y papá'. La película se estrenó la semana pasada, pero este histrionismo zombi no merece quedar enterrado entre los estrenos de agosto. Aquí el actor grita, aúlla, lanza risotadas al aire y abre los ojos como si tuviera intención de hacerlos salir de sus cuencas, y en general pierde la cabeza de maneras que prometen inspirar un variado catálogo de GIFs. No lo veíamos tan desatado desde que protagonizó 'Ghost Rider: Espíritu de venganza' (2011), y no puede ser casual que tanto aquella película como esta hayan sido dirigidas -en solitario o en pareja- por el mismo hombre: Brian Taylor.

La premisa de 'Mamá y papá' encarna una de las más astutas variaciones del cine de zombis en mucho tiempo. Una mañana cualquiera, de repente, los padres de una anodina comunidad suburbana empiezan a tratar de matar a sus hijos.

A pesar de que la inexplicable enfermedad que les afecta se extiende como un virus sin respetar fronteras, Taylor mantiene el foco puesto en una familia, los Ryan: papá Brent (Cage), mamá Kendall (Selma Blair), la adolescente Carly y el pequeño Josh. Cuando la película empieza, Brent y Kendall discuten, y Carly tiene problemas para comunicarse con su madre; son problemas familiares típicos, y no el tipo de cosas que tradicionalmente llevan a un hombre a tratar de envenenar a su progenie con monóxido de carbono. Todo eso cambia en cuanto el virus hace acto de presencia.     

Resulta fácil imaginar una versión genuinamente aterradora de esta premisa, una realmente interesada en explotar el miedo que nos causa ver a progenitores agrediendo a sus hijos. 'Mamá y papá', sin embargo, mayormente apuesta por la búsqueda de risas. A obtenerlas contribuye el estilo visual de Taylor, anteriormente mitad del tándem Neveldine/Taylor, responsable de títulos como 'Gamer' o las dos dementes entregas de 'Crank'. Ahora como entonces, Taylor recurre a ángulos de cámara imposibles y un montaje hiperactivo para convertir la película en algo parecido a una versión de acción real de los 'cartoons' de 'Tex Avery'.

METÁFORA DEL MUNDO

METÁFORA DEL MUNDOEn el proceso, no muestra interés alguno en explicar el misterio central de la película; lo trata como una excusa para hacer sátira corrosiva: el virus sin duda refleja la miseria que tantos progenitores sienten por haber dedicado su vida al cuidado de unos mocosos narcisistas que no respetan nada. Pero también puede entenderse como la metáfora de un mundo en el que toda una generación de adultos está intentando matar a sus propios hijos a través de su inacción frente al cambio climático o frente al desempleo. Sin embargo, para disfrutar de 'Mamá y papá' no hacen falta dobles lecturas; basta con recrearse contemplando cómo Nicolas Cage revienta una mesa de billar con un mazo mientras canturrea una canción para niños. 

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