ARTE

Memorias de África en Sitges

Sorella Acosta se enamoró del continente negro y de su arte, del ancestral y del contemporáneo. Decidió exponerlo

MARIDAJEUn muñeco fetiche de los Bakongo, entre dos telas contemporáneas de  Médéric Turay.

MARIDAJEUn muñeco fetiche de los Bakongo, entre dos telas contemporáneas de Médéric Turay.

Natàlia Farré

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Sorella Acosta no es la baronesa Karen von Blixen. Ni es danesa, sino belga. Y no tiene una «granja en África, al pie de las colinas de Ngong», sino una galería de arte en Sitges. Pero al igual que el personaje al que dio vida Meryl Streep en el cine, Acosta es una enamorada del continente negro y de su cultura. Y como le ocurrió a la malograda baronesa, también encontró su gran amor en África, aunque no en la figura de un cazador sino de un escalador. Así que cuando en el 2007 abrió su primera galería de arte tribal y contemporáneo africano no dudó en bautizarla Out of Africa, como la versión inglesa del libro de Blixen ('Memorias de África', en España). Fue un debut arriesgado: la sala abrió en abril del 2011 en Benasque. Sí, por muy surrealista que parezca, Acosta, una galerista belga, decidió exponer arte tribal y contemporáneo africano en medio del Pirineo aragonés. Superó el lance. Le fue tan bien que el valle le quedó pequeño. Así que decidió mudarse.

Una apuesta nada difícil para alguien medio nómada. Acosta empezó a viajar por África hace 25 años. El primer encuentro con el continente consistió en la famosa ruta Tamanrasset-Agadez. De Argelia a Níger. «Entonces se podía hacer sin riesgo, no había el problema actual de los yihadistas», sostiene. Luego llegaron las Navidades en el desierto o en pequeños pueblos africanos. De ahí al coleccionismo por intercambio hubo un paso. Y el salto a la profesionalización fue natural. Acosta organizaba ferias de arte en Bélgica: trataba con artistas contemporáneos, anticuarios de piezas tribales y tenía un montón de experiencia acumulada viajando.

BÚFALOS Y BIDONES DE ACEITE

«Poco a poco empecé a reconocer las obras auténticas, a saber cómo comprar, y cómo ver si las piezas estaban restauradas». Llegada a este punto, la galerista abandonó Bruselas para instalarse en Benasque. Y cuando el valle dejó de ser lo suficientemente ancho para ella y sus exposiciones, hizo las maletas rumbo a Sitges. «Vi claro que tenía que mudarme cerca de una gran ciudad, a un lugar que tuviera historia artística, y así llegué a Sitges en el 2013». La vinculación del municipio costero con la creación no ofrece dudas, basta con recordar la laica procesión con la que llegaron los dos 'grecos' comprados por Santiago Rusiñol en 1894.

{"zeta-legacy-image-100-barcelona":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/5\/5\/1478886585455.jpg","author":"PAU MART\u00cd","footer":"M\u00e1scara\u00a0de b\u00fafalo, realizada\u00a0por los bwa de Burkina Faso."}}Out of Africa es casi la única galería en España en maridar la creación ancestral africana con la actual. Acosta trabaja mano a mano con los ministerios de cultura de los países que visita, principalmente en África Occidental, y todo lo que sale del continente lo hace con permisos: «A veces encontramos piezas tan buenas que acaban en el museo del país de origen». No es el caso de unas fantásticas máscaras de búfalo y de pájaro cálao, realizadas por los bwa y los dan de Burkina Faso y Costa de Marfil, respectivamente. Ahora lucen en la galería junto con piezas contemporáneas del burkinés <strong>Hamed Ouattara</strong>, capaz de reciclar bidones de aceite en espectaculares figuras; las giacomettianas esculturas del también burkinés <strong>Vincent de Paul Zoungrana</strong> y las pinturas del marfileño Médéric Turay o de la excepción de la sala: <strong>Vladinsky</strong>, un rumano que retrata celebridades, eso sí, africanas.