SEX O NO SEX

VA-GI-NA: dilo sin miedo

Un libro te cuenta todo lo que una mujer necesita saber para dejarse de tonterías y disfrutar de lo que tiene entre las piernas

vagina

vagina / periodico

Imma Muñoz

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¡Mujeres del mundo, nuestra vagina es nuestra! ¡Conozcámosla, mimémosla, querámosla tal como es! Con sus repliegues, sus salientes, sus pelos, sus fluidos. Con las alegrías que nos da y la tranquilidad que nos quita. Perdamos el miedo a llamar a cada parte de ella por su nombre; a expresar las dudas que nos generan siglos de desconocimiento y prejuicios; a desprendernos de etiquetas colgadas por el heteropatriarcado en su afán de dominación. ¡Tomemos el control!

Con esta soflama podrían empezar Nina Brochmann y Ellen Stokken Dahl 'El libro de la vagina', pero la apuesta de estas futuras médicas noruegas es más inteligente: exponer la información de forma didáctica y desprejuiciada, con un puntito de humor y de erudición que hace que el puño se alce solo. Y que sus 400 rigurosas páginas no sean (¡ay, el lenguaje sexista!) un coñazo.


PRIMERO: CONOCERSE

Vagina, vulva, clito... ¿qué?

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Al primer capítulo de este libro le pasa lo que al manual de instrucciones de cualquier aparato: todos sabemos dónde está el 'play' y la pereza nos lleva a pasar de leer el folleto y darle al botón directamente, pero si dedicamos un ratito a entender cómo funciona y a profundizar en las posibilidades del aparatejo, le sacaremos mucho más partido. Así que, aunque creas que lo sabes todo sobre el diseño de tu bajo vientre, no te saltes estas páginas y fija conceptos: la vulva y sus partes, la vagina y sus interioridades, ese iceberg de sensaciones que es el clítoris (lo que asoma es una mínima parte de un órgano que se extiende por la zona pélvica y a ambos lados de la vulva), el misterioso punto G y la verdad sobre el himen, ese falso certificado de pureza que tantas vidas femeninas ha destrozado.


FLUIDOS VARIOS

Las mujeres menstrúan

Título obvio, ¿eh? Pues no tanto. No hace falta retroceder demasiado en el tiempo para encontrar historias sobre «esos días» en que las mujeres, más que expulsar el óvulo no fecundado como algo natural dentro de su ciclo reproductivo, parecían poseídas por espíritus que les impedían ducharse, marchitaban las plantas o cortaban el allioli. La regla como maldición, vamos. Y así, hasta hace bien poco, ¿quién era la guapa que hablaba abiertamente de ella? Cierto que hoy hay incluso creadoras que hacen arte en Instagram con bragas manchadas, pero siguen los tabús y los mitos. Brochmann y Stokken acuden al rescate: el qué, el porqué y el cómo (sobrellevarla, se entiende) de la menstruación no tienen secretos para ellas. Tampoco el flujo, tanto cuando funciona a las mil maravillas como lubricante y barrera de protección como cuando, por alguna alteración bacteriana, requiere un examen médico.


Y LLEGAMOS AL GRAN TEMA

El sexo liberador

El ser humano es la única especie que se esconde para tener relaciones sexuales y, al tiempo, es la que más ostentación indirecta hace de esos encuentros. El sexo es el mayor reclamo de nuestra sociedad, está en todas partes, al alcance de la mano, y aun así, o tal vez por ello, seguimos teniendo una relación problemática con él: si antes lo demonizábamos, ahora lo idealizamos de un modo que nos genera inseguridades y frustraciones. El caso es no tener una relación natural con esta parte de nosotros mismos, no sea que nos acabemos liberando de verdad y se pierda este ancestral mecanismo de control. ¿Y cómo contribuye este libro a acabar con eso? Poniendo las cartas sobre la mesa: desmontando clichés del porno y las revistas femeninas; ayudándonos a entender cómo funciona nuestro deseo y cómo cultivarlo; abordando los orgasmos reales y la falta de ellos; insistiendo, una vez más, en que la clave es que nos sintamos libres, y seguras, y que nos queramos. A nosotras mismas.


CUANDO EL MECANISMO DA PROBLEMAS

De la dismenorrea a la mutilación genital

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Nina Brochmann y Ellen Stokken están a puntito de graduarse en Medicina, así que no pueden evitar explayarse en las cuestiones estrictamente médicas, como al abordar los problemas de salud que pueden derivarse de un mal funcionamiento, según sus propias palabras, de «los bajos». Los problemas menstruales (de la amenorrea al inexplicable síndrome premenstrual), los dolores en la vulva (vulvodiniavaginismo), la incontinencia urinaria (benditos ejercicios de Kegel, que además de ayudarte a combatirla mejoran tu vida conyugal) y el amplísimo catálogo de infecciones de transmisión sexual son abordados con rigor y minuciosidad por las autoras, que tienen la habilidad de enfundarse la bata blanca sin olvidar que ellas también podrían estar estiradas en la camilla. Mención aparte merece su denuncia de las mutilaciones genitales que siguen sufriendo cada año millones de niñas: hay acabar con esa salvajada ya.


¡ABAJO LOS FALSOS MITOS!

El himen son los padres

Los médicos siguen sin tener claro qué es exactamente eso del punto G, si es una parte interna del clítoris o si está relacionado con las glándulas de Skene, implicadas en la eyaculación femenina, pero no albergan duda alguna de que la idea del himen y su sangrado como garantía de virginidad es una soberana estupidez que hay que combatir, sobre todo ahora que se ha puesto de moda la himenoplastia, una reconstrucción de esa membrana con la que se quiere recuperar no se sabe qué. Otro mito a desterrar: que los labios menores deben siempre quedar ocultos por los mayores. Esa imagen de la vagina infantil como vagina normal en la mujer adulta también está llevando a muchas mujeres a someterse innecesariamente al bisturí. Peligroso y absurdo, pero ya se sabe: es más fácil (y rentable) hacernos pasar por quirófano que dar un paso más hacia la igualdad.