ANTOLOGÍA 'NOIR'

La muerte va por barrios

Veinte relatos escritos por otros tantos autores extienden el idilio que mantiene Barcelona con la novela negra a todos los rincones de la ciudad

novela-negranoirALTA FRANCINA CORTÉS

novela-negranoirALTA FRANCINA CORTÉS / periodico

Imma Muñoz

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Barcelona está de moda. Que no es de ahora. Que tal vez no sea el mejor momento para decirlo (o sí, una ya no sabe nada), pero está de moda.

La novela negra también lo está. Que tampoco es de ahora. Que tal vez tampoco sea el mejor momento para decirlo (no tan malo como cuando en 1972 Manuel Vázquez Montalbán publicó 'Tatuaje' y declaró aquello de que «en este país todos esperan que escribas como Juan Benet», lamentando que en España se considerara el 'noir' literatura de segunda; pero sin duda tampoco óptimo después de que el vendaval Larsson llenara el mercado de brisitas que ni despeinaban), pero los hechos cantan. Y está de moda: un festival del género por cada localidad con biblioteca (exagero, pero da miedo que la cosa acabe en burbuja), profusión de títulos, y aparición y renovación de colecciones desde hace unos pocos años (la última, Maeva Noir, un lifting con nueva imagen y nuevas firmas del sello que trajo a las superventas nórdicas Camilla Lackberg, Asa Larsson y Mary Jungstedt).

Y estas dos modas viven un idilio que no podríamos calificar de romance del verano (porque tampoco es de ahora: empezó en los 50 del siglo pasado con Rafael Tasis, y continuó con Manuel de Pedrolo, y se convirtió en 'boom' con Jaume Fuster, y en revolución literaria con Vázquez Montalbán, y en matrimonio consolidado a partir de él), pero que celebra una fiesta a la que vale la pena asistir: la publicación de 'Barcelona: viatge a la perifèria criminal', una antología en la que 20 novelistas de dedos tiznados ofrecen otros tantos relatos en catalán ambientados en nueve barrios de la ciudad y uno de L’Hospitalet. De dos en dos, como las parejas de policías que retratan con tanta frecuencia, se adentran en el Guinardó, el Carmel, Horta, Montbau, Poblenou, el Besòs, Poble-sec, la Verneda, Verdum y Bellvitge. 

NUEVAS BARCELONAS

¿Por qué en estos barrios y no otros? Lo explican los editores del volumen, Àlex Martín y Sebastià Bennasar, en el prólogo, que, por ameno y bien escrito, entra como un relato más: tras el sueño de la Barcelona olímpica y la conversión de la ciudad en la 'millor botiga del món', «la urbe se descentraliza, pierde buena parte de sus señas de identidad, se produce una reestructuración de infraestructuras y muchos barrios florecen y adquieren protagonismo (…). Barcelona: viatge a la perifèria criminal quiere mostrar la recreación de nuevos barrios que últimamente abundan en la novela negra y policiaca. En definitiva, es la aparición de nuevas Barcelonas». Ya no solo se muere y se mata en las peligrosas calles del Chino o en las avenidas adoquinadas con billetes de la zona alta. Ya no es un arriba y abajo: el crimen también lleva un plano de la línea de metro en el bolsillo.  

CRUCE DE MIRADAS

¿Quiere decir eso que todos los autores son barceloneses? Pues no. Está la mirada de quien ha mamado la ciudad, ha crecido con ella y ha evolucionado buscándola (o rehuyéndola), autores como Lluís BoschJordi de ManuelAnna Maria VillalongaLlort Raquel Gámez, pero también la de aquellos a quienes la distancia da una nueva perspectiva, como los valencianos (de cuna o adopción) Josep Lluís RoigJuli AlandesNúria Cadenes o Esperança Camps, y los leridanos David MarinRafa Melero o Emili Bayo.

La descentralización de las miradas es buscada, como también lo es el diálogo intergeneracional que demuestra que plumas que no necesitan presentación para los amantes del género negro, como las de Andreu Martín o Margarida Aritzeta, tienen un relevo en las de Mireia Llinàs (la autora más joven de la antología, nacida en 1985) y Sílvia Mayans (nacida en 1969, pero que empezó a publicar hace apenas tres años). No hay que temer por el futuro: tenemos «un grueso importante de autores del género negro en casa que garantiza el relevo de la generación anterior», explican Martín y Bennasar, que se proclaman también «convencidos de que en estos momentos los autores del País Valencià y de Lleida están haciendo algunas de las mejores novelas negras en catalán».

HURGAR ENTRE VOCES

Toda antología corre un riesgo: la irregularidad. Esta no es una excepción, aunque los responsables de la selección son un buen airbag. Juntos y por separado: Àlex Martín es director de la colección Crims.cat, que el año pasado celebró su consolidación con cinco años de existencia y 25 títulos (ya son 31); Sebastià Bennasar, director del festival Tiana Negra e impulsor de Gràcia llegeix y autor de nueve novelas 'noir', la última, la premiada 'L’imperi dels lleons'. A cuatro manos se han responsabilizado de las antologías Crims.cat (2011) y Crims.cat 2.0 (2013), por lo que tienen experiencia en eso de hurgar entre voces nuevas y consagradas para ofrecer un abanico de posibilidades que resulte coherente y, sobre todo, atractivo al lector. 

Lo consiguen. Leyendo las 20 historias no es difícil concluir que la muerte, también en Barcelona, no solo va por barrios en cuanto al cómo y al por qué, sino que con demasiada frecuencia tiene como arma el propio barrio (como en el relato de Jordi de Manuel, ambientado en el Besòs; el de Susana Hernández, en la Verneda, o el de Raquel Gàmez, en Poble-sec) o lo tiene como cómplice, porque la seguridad que da lo conocido nos hace bajar la guardia y entonces ¡ay! Por eso, lectores, alerta: la fiebre negra ha llegado hasta el último rincón de la ciudad.