LIBRO ILUSTRADO

Tráfico de cadáveres en el parque infantil

Y Himmler buscando el Santo Grial en Montserrat, Christo intentando envolver Colón... Las historias de 'Anecdotario de Barcelona'

Anecdotario de Barcelona

Anecdotario de Barcelona / periodico

IMMA MUÑOZ

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Como lo habéis leído: lo que hoy es el parque infantil de los Jardines del Doctor Fleming (en la calle del Carme con Floristes de la Rambla) fue a finales del siglo XVI un lugar en el que se traficaba con cadáveres. Resulta que parte de los cuerpos destinados a las autopsias que se amontonaban en un cercano hospital acababan siendo desviados, y vendidos bajo mano, para hacer hechizos. Sí, sí, justo donde ahora los niños se deslizan por el tobogán.

Curiosidades como esta son las que cuentan Roser Messa y Pep Brocal (con la palabra ella, con la imagen él) en el libro 'Anecdotario de Barcelona' (Comanegra), un recorrido cronológico por 30 episodios de la historia de la ciudad para mirarla con otros ojos. Desde la explicación mítica de la fundación de la urbe, a cargo de Hércules y Hermes, nada menos, hasta su conversión en el culmen de la modernidad por la vía de manifestaciones como el 'street art', Messa y Brocal pintan sus diversas caras a través de anécdotas tras las que, rascando un poquito, asoman las categorías. He aquí varios ejemplos.

TORTAS EN LA PLAZA DE TOROS

La tríada Barcelona-plaza de toros-tortas no nació con los movimientos animalistas. El libro de Messa y Brocal lo demuestra con dos episodios. El primero ocurrió en julio de 1835, cuando una multitud destrozó la plaza del Torín, inaugurada en la Barceloneta hacía apenas un año, y acabó convirtiendo una mala tarde de toros en una revuelta antimilitar y anticlerical. La mansedumbre de los bravos que salieron al ruedo fue la chispa, pero el público venía con las tragaderas chorreando la gasolina del descontento social. Y así acabó la cosa: con conventos ardiendo.

El segundo aconteció 81 años después, y en él las tortas estaban escritas de antemano: las que se tenían que dar Jack Johnson, el primer negro campeón de los pesos pesados, y Arthur Cravan, sobrino de Oscar Wilde que sumaba puntos a la excentricidad que le venía de serie combinando la poesía con el boxeo. El combate tuvo como escenario la Monumental, y como resultado, la victoria de Johnson en el quinto asalto y los gritos de «tongo» del público al comprobar las pocas ganas de pelea de Cravan. Pero las masas se equivocaban: no estaba comprado, sino resacoso. El día anterior lo habían sacado a rastras de los bares de La Rambla.

¿QUÉ RAVAL? EL CHINO

Fuera el barniz. El Chino se llamaba Chino, recogen Brocal y Messa, por el verbo 'chinar'. O sea, rajar los bolsillos de los transeúntes, para robarles, con una cuchilla conocida como 'chino'. En su laberinto de callejuelas se reunían los rateros después para enseñarse el botín, lo que se habían 'chinao'. De 'Anecdotario de Barcelona' saldréis con un máster en la etapa pre-políticamente correcta del barrio, donde ricos y pobres se mezclaban en busca de truculencia y transgresión.

VISITANTES 'ILUSTRES'

O no. Himmler persiguiendo el Santo Grial en Montserrat y sacando ideas de la checa de VallmajorFranco, que pudo morir en el Zoo de Barcelona y no en su cama; el artista búlgaro Christo Javachef intentando envolver el monumento a Colón; Frida Kahlo dando rienda a la pasión con un dibujante barcelonés. La historia de Barcelona a través de nombres y hechos chocantes. Muy ilustrativo. Y divertido, también.