Santiago Cruz, cantante XXL con marcas de vida

Mide 1,95 metros (sin su inseparable sombrero) y calza un 47. <strong>Santiago Cruz</strong> es un cantante de altura con los pies en el suelo. Tan grande como querido: el colombiano hará subir al escenario en sus tres conciertos en España a colegas como <strong>Coque Malla</strong>, <strong>Antonio Carmona</strong>, <strong>Pedro Guerra</strong>, <strong>El Niño de la Hipoteca</strong> y <strong>Dani Martín</strong>. Precisamente con el ex-El Canto del Loco grabó una balada de empaque, 'Una historia diferente': "Con la verdad y la mentira / con los vaivenes de esta vida / con lo que les duele / con lo que se pierde / porque así se aprende...".

{"zeta-legacy-image-100-barcelona":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/4\/8\/1490783307084.jpg","author":"RICARD FADRIQUE","footer":"Santiago Cruz, con su guitarra tuneada.\u00a0"}}

Su gira por estas latitudes incluye las siguientes citas: en Madrid, el 30 de marzo, en la Sala Galileo; en Valencia, el 31, en la Sala Matisse, y en Barcelona, el 1 de abril, en el <strong>Centre Cívic Casinet d'Hostafrancs</strong> (en el marco del <strong>Festival Barnasants</strong>).   

Santiago Cruz tiene tantos tatuajes (en el cuerpo y en la guitarra) como marcas le ha dejado su trayectoria (vital y profesional). Superó una fuerte crisis -con adicciones incluidas- de la que salió fortalecido y sabiendo cuál debía ser su papel en... el universo: su último disco se titula 'Trenes, aviones y viajes interplanetarios'.

Y en sus manos está, explica, "ayudar al desarrollo sostenible". Es, desde el 2011, Embajador de Buena Voluntad de Naciones Unidas. "Necesitamos una sociedad más equitativa. Recordar que la sostenibilidad va más allá del medioambiente: es evidente que hay que focalizar esfuerzos en los asuntos socioeconómicos".

El cantante confía en las "nuevas generaciones", dispuestas a "romper caducos esquemas y estructuras. El sistema debe cambiar. Y va a ser doloroso. Ningún cambio es fácil", añade. Él lo vivió en sus carnes cuando estuvo a punto de tirar la toalla.

Sobrevivió a la devoción enfermiza de creer tener un altar y no un simple escenario de catarsis nocturnas cuando era uno de los empresarios de El Sitio. En este emblemático lugar de la parranda bogotana interpretaba piezas de otros, porque era lo que la audiencia reclamaba. Pero encontró Su Sitio cuando se atrevió a recuperar su propia voz.

Ahora anda presentando su sexto álbun, tras haber sido nominado en tres ocasiones a los Grammy Latinos. La última vez el galardón se lo arrebató Rubén Blades. "¡Imagínate, mi ídolo!", exclama.

Los antecedentes artísticos de su familia se remontan a su abuela materna. "Era muy especial: leía el tarot, le encantaba el boxeo, escribía poesía, pintaba... Desde chiquitito me ponía a hacer tareas artísticas. Y mi madre tocaba la guitarra, aunque solo para los amigos. Vivíamos en un ambiente bohemio. Con 15 añitos compuse mi primera canción. Me parecía todo un logro, aunque era desastrosa [risas]. Quizá por eso tardé tanto en escribir otra".

{"zeta-legacy-image-100-barcelona":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/3\/6\/1490716584363.jpg","author":"RICARD FADRIQUE","footer":"Santiago Cruz, posando tras grabar su ac\u00fastico.\u00a0"}}

VIAJE INTERIOR

Su nuevo álbum supone su reafirmación como cantautor. "Sigo en el proceso en el que hay que estar: asumiendo responsabilidades. Hay que dejar de culpar a los demás de todo lo que te ocurre: que si mi padre me abandonó, que si... Al final, lo que sucede fuera es un reflejo de lo que pasa dentro. Si algo no te gusta, mira en tu interior. No es fácil, puede que te desagrade. Pero no hay viaje más enriquecedor".