CERVEZAS PARA COMÉRSELAS

Aquí maridan como nadie la cerveza

Un centenar de locales cerveceros comienzan a cuidar su oferta gastro

Aitor Labrador

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Con casi 300 productores, Catalunya se ha convertido en una de las mecas cerveceras de Europa. Y Barcelona, en su principal surtidor, con un centenar de locales en los que comienza a percibirse un mayor cuidado por su oferta gastro. 

Hubo un tiempo en que Bar Tomás, Vaso de Oro o Alt Heidelberg empezaron a forjar su leyenda con sus especialidades y una caña bien tirada. Sin embargo, en la mesa, la cerveza siempre ha estado relegada a un segundo plano. Con excepciones.

Desde el 2010, el chef Toni Romero y el sumiller Édgar Rodríguez ofrecen en el Racó d’en Cesc (Diputació, 201) un menú maridaje que comienza a hacer justicia: «Descubrimos que la cerveza nos daba unas herramientas que no teníamos con el vino. Ni peores ni mejores; diferentes», explica Édgar.

Desde entonces, han tenido tiempo para pulir su metodología. Y en ella, la cerveza es el punto de partida: «Buscamos sus matices y sobre ellos diseñamos un plato a medida». El camino tampoco ha sido fácil. Aun así, y a pesar de que «en hostelería cuesta un poco que la gente confíe en estas nuevas herramientas», cada vez son más los locales que se están animando a plantear una oferta acorde con la variedad de estilos cerveceros. 

¿RESTAURANTE O CERVECERÍA? ¡LOS DOS!

Desde el 2015, el Instituto de la Cerveza Artesana (ICA) gestiona uno de los restaurantes más populares del Poble Sec. Además de sus 40 grifos, Abirradero (Vilà i Vila, 77) recupera platos del centenario Abrevadero y cada lunes por la noche ofrece menús temáticos con chefs invitados y cervezas seleccionadas para la ocasión.

En Beer’linale (Carme, 7), un restaurante con 30 tiradores y una carta en la que se imponen el 'trinxat', la 'escudella' y la 'esqueixada', Àlex Ros se instala en el corazón de Barcelona tras el éxito de sus cuatro locales en Sabadell y Sant Cugat, donde produce su cerveza Ilda’s.

CHEFS CAUTIVADOS POR LA CERVEZA

Después de colaborar en La Cuina de l’Uribôu, Atsuhi Takata vuelve a asociarse  con Guillem Laporta en Izakaya HomoSibaris (Ciceró, 9). En esta taberna japonesa destacan sus mejillones al sake, el Sara Udon y el Nabeyaki Curry. Pero sobre todo, la especialidad de la casa: sus 'kushiage'.

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Otro binomio –o trío– que también tiene claro que hay vida más allá del vino es el formado por Stefano y Max Colombo (Xemei, Bar Brutal) y José Parrado (Martínez). Su pizzería, Frankie Gallo Cha Cha Cha (Marqués de Barberà, 15), reserva un grifo a la 942 de DouGall’s; la cerveza ideal con una 'margherita'. Porque con dos clásicos así, ¿para qué complicarse?

Cocina y cerveza son sinónimo de Il Birrino (Ali Bei, 123). Tras su paso por Mikkeller Bar y Brew Pub Le Sec, Emmanuele de Angelis se ha emancipado en este local del Fort Pienc. Y no le va mal. Su pasta hecha al momento y su 'porchetta' –en Poblenou todavía recuerdan la que preparaba en PobleHouse– le han servido como aval. Sin embargo, una visita no puede considerarse completa hasta que no se prueba su conejo, el plato estrella de su tierra 'marchigiana', y una copita cortesía de la casa de la cerveza Saison, que él mismo elabora.

DE LA CALLE A LA MESA

En Hawker 45 (Casp, 45), Laila Bazham propone un recorrido por 10 países de Asia y Latinoamérica para acompañar una pinta de Edge. También en la Dreta del Eixample, La Menuda (Provença, 318) presenta la cocina creativa de Johan Pelloni con cervezas como Almogàver y Ratpenat.

Desde el grupo Mosquito también creen que una pinta es el complemento perfecto de los  contrastes de la cocina asiática. En Grasshopper (plaza de La Llana, 9), la cremosidad y el umami de su ramen de miso se ven ensalzadas con una cerveza afrutada como la Flor d’Ordal; las cinco especias de los 'noodles' de 'char siu' de Red Ant (Tiradors, 5) se entremezclan con los toques torrefactos de la Montserrat de Guineu; y el sutil amargor de una IPA inglesa como la Kaleidoscope da tregua al 'kimchi' y el 'pork larb' de Cal Cuc (Taulat, 109).

Enkel (Baixada de Sant Miquel, 6) sube la apuesta con un proyecto de 'brewpub', que incluirá una microcervecería en el sótano. Mientras tanto, confían en proveedores como Garage para acompañar platos como el codillo laqueado, su versión de la moqueca de gambas brasileña, el pulpo al ají panca y las arepas.

DE LA HAMBURGUESA AL ‘PULLED PORK’

De las hamburguesas preparadas por Álex Camacho en la Cerveceria Jazz (calle de Margarit, 43) a 'burger joints' como Big Al’s y Chivuo’s, con dos y tres locales, respectivamente. La hamburguesa sigue siendo la reina de las cervecerías –la Royale con queso de L’Alternativa (Pallars, 294) haría chuparse los dedos al mismísimo Vincent Vega–; sin embargo, la proliferación de 'food trucks' y mercadillos ha contribuido a incorporar bocados como el 'philly cheese steak' y el 'pulled pork', que están presentes también en las cartas de locales como BlackLab Brewhouse (plaza de Pau Vila, 1) y Garage Beer Co. (Consell de Cent, 261), respectivamente. 

Otros, como CocoVail Beer Hall (Aragó, 284) han ido más allá con especialidades como las alitas y el poke; además del pastrami, con el que próximamente podremos tomar La Cervecita Nuestra de Cada Día (Llull, 188).

Pero si un establecimiento ha conseguido dar una vuelta de tuerca al bocadillo, ese es Bar Centro (Casp, 55). Cualquier preparación que sale de la cocina de Carlos y Débora desprende siempre la sensación de ser única. Es 'comfort food' en estado puro. Como su bocata, tan jugoso como crujiente, de pollo filipino con pepinillos encurtidos en la casa; el 'corned bee'f cortado a cuchillo; o la 'beef bourguignon' con 'raclette', que haría saltar las lágrimas a la mismísima Julia Child.

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TACOS, CEVICHE… Y UNA DE BRAVAS (DE VERDAD)

Tradicionalmente, la comida 'tex-mex' ha sido la otra opción con la que había que conformarse para engañar el estómago mientras se tomaba una pinta. Desde el barrio del Poblenou, donde los tacos del Hoppiness (calle de Ramón Turró, 180) comparten carta con las hamburguesas, al Poble Sec, donde manda la bomba de cochinita pibil del Brew Pub Le Sec (Margarit, 52).

Después de catarla junto a alguna de las cervezas que Anna Cufí elabora en su obrador, es hora de visitar el RedRum (Margarit, 36) y probar sus quesadillas de flor de calabaza o su ceviche de gambón. 

Siguiendo con el ceviche, pero en clave peruana, el de corvina y ají amarillo de BierCab (Muntaner, 55), por ejemplo, es gloria pura. Como sus patatas bravas y sus 30 tiradores de oro líquido en los que, a buen seguro, encontraremos una Gueuze o una Red Ale de Flandes con las que acompañar el pescado.

Otros que no se conforman solo con dar de beber a sus clientes son NaparBCN (Diputació, 223). Después de su ambiciosa propuesta inicial diseñada por un chef con una estrella Michelin como Miquel Aldana (Tresmacarrons), han pasado a una fórmula más asequible pero no por ello peor ejecutada, con una sugerencia semanal que incluye una pinta de la casa y un par de platos por 12,50 euros. 

Seguimos sin salir del 'Beerxample'. Hopposite (Consell de Cent, 247) se decanta por los 'platillos voladores' de inspiración italiana mientras que, en la Rambla de Catalunya, 79, Maestró ofrece especialidades francesas como la 'flammkuchen' alsaciana con sus cervezas que salen directamente del fermentador que tienen allí mismo.

Los días de la caña y la tapa han pasado a la historia.

LA OPCIÓN 'VEGGIE'

Por increíble que parezca, no todas las cervezas son vegetarianas. Sin embargo, casi todas las cervecerías también sí que ofrecen alguna opción vegetariana en sus cartas. Dos de ellas cuentan incluso con una comunidad de fieles, ya no solo entre los 'beer geeks', sino también entre la parroquia 'veggie'. Se trata del CatBar (Bòria, 17) con sus hamburguesas, y de Ale&Hop (Basses de Sant Pere, 10 bis), donde además sirven cocas, 'dips' y platos de temporada en función de lo que recoja Alberto (impulsor de Cyclic Beer Farm) de su huerto ecológico. ¿Alguien dijo cocina de mercado?