EL MUSEO IMAGINARIO

Xavi Àlvarez y la luz del teatro

El actor y director teatral, que hoy estrena 'Montag 451', propone incluir en nuestro museo una valiosa bombilla

Xavi Àlvarez, con la bombilla que forma parte de la escenografía de 'Montag 451' y que para él representa la luz del teatro.

Xavi Àlvarez, con la bombilla que forma parte de la escenografía de 'Montag 451' y que para él representa la luz del teatro.

IMMA MUÑOZ

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Xavi Àlvarez es hombre de teatro. Ha hecho cine y tele, también, pero sobre todo se ha metido en otras pieles en lo alto de un escenario. Como actor (su último protagonista fue en la adaptación de 'El camp', de Martin Crimp que hizo la compañía La niña bonita, de la que es cofundador) y como director (no solo encarnaba al torturado Richard en la obra de Crimp, sino que además dirigía el excelente montaje).

Ahora vuelve a a responder a la llamada de las tablas, y lo hace desde atrás, dirigiendo un continuará muy prometedor: 'Montag 451', el qué fue del protagonista de la distopía de Ray Bradbury 'Farenheit 451' después de su cruzada por salvar libros de la quema. En el escenario, como en el de 'El camp', la bombilla que Àlvarez querría incorporar a nuestro museo.

«Para mí simboliza la luz que nos guía por el camino del arte», explica. Un arte sin el que, está convencido, no tenemos capacidad de reaccionar. Esa es la luz que aporta 'Montag 451'. «Queríamos saber qué le pasó al bombero Montag tras cuestionar todo un sistema. Lo encontramos 30 años más viejo en un pabellón, desarraigado, vencido por un sistema más perfecto, más sibilino, cuyo gran triunfo es que ya no necesita quemar libros: la gente ya no sabe leerlos. La falta de cultura nos desconecta de nosotros mismos, y si no sabemos quiénes somos, acabamos siendo marionetas del poder».

Montag 451 está protagonizada por Carles ArquimbauGuillem MotosJúlia JovéLluís Barrera y Anna Prats, y se estrena hoy miércoles, 15 de febrero, en el Teatre Eòlia (Bailèn, 23), donde se podrá ver hasta el día 26. Después, Àlvarez espera poderla llevar a otras salas, como la del centro cívico Parc Sandaru, donde La niña bonita es compañía residente: allí ensayan, estrenan y asesoran al centro en materia teatral.