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La poesía es un 'show'

Aquí dejarían mudos a los tertulianos de 'La Sexta Noche'. Se sueltan versos con deje de 'showman' y 'punch' de rapero. Punto de encuentro de juglares 2.0. Poetry Slam Barcelona congrega cada mes a 600 personas en el CCCB

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Ana Sánchez

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Habrá 600 espectadores. Ojos a medio hipnotizar, oídos bien abiertos, la piel a punto de erizarse. Decir que las caras son un poema sonaría demasiado redundante. En el escenario hay un poeta. 'Slammers', se llaman aquí. Sueltan versos con deje de 'showman' y 'punch' de rapero. Según abren la boca, se te corta hasta la tos. A alguno lo han bautizado «el señor de los silencios». Dejarían mudos a los tertulianos de 'La Sexta Noche'.  

Esto es Poetry Slam Barcelona. Punto de encuentro de juglares 2.0: los nuevos poetas con micro. «Es un espacio donde gente creativa puede dar su visión del mundo», resume Marta, una de las organizadoras. Detrás de estos 'slams' hay cuatro artistas y gestores culturales con callo: Marta y Salva Torras, Elisabeth Fernández y José Luis Cabeza. Se estrenaron hace 9 años con 50 espectadores en el club Harlem. Ahora acogen a 500-600 personas en el CCCB cada mes (la próxima sesión es el día 21), sin contar los miles que se suman vía Youtube. «Es emocionante ver a tanta gente escuchando poesía», confiesan.

Es un formato americano que llegó de Chicago. «Se le ocurrió a un carpintero», cuenta José Luis. Es el presentador del 'slam'. «Un superhéroe de la oralidad», dicen de él. Se dará la vuelta si le sueltas «Payaso Manchego», aunque ni siquiera sea de La Mancha. Es el título de uno de sus poemas.

'Poetry slam', o 'slam poetry', 'slam', a secas. Es una competición de poetas en directo. Un micro abierto donde se habla en verso. Textos que te hacen un clic. Se recita poesía ante un público interactivo: niños, padres, abuelos chillan, vitorean, bailan, hacen la ola. Hay quien se ha declarado. «Saben que no nos gustan los gatos de yeso», sonríe José Luis.

Se suelen presentar entre 30 y 50 'slammers' cada mes. Suben al escenario ocho (se eligen por sorteo) más los dos finalistas del 'slam' anterior. Les puntúan cinco personas del público. El resultado es oficial: forma parte de una liga nacional e internacional.

Requisitos: que sea un poema propio y sin atrezo. Texto a capela y comprimido. Cada 'slammer' tiene tres minutos. Tres minutos poéticos, que duran más. Dan tiempo a enamorarse, o desengañarse, compara 'el señor de los silencios', Iñaki Nazábal, en un poema. «En tres minutos –asegura– uno puede desnudar su alma a cambio de un aplauso».

CUATRO ‘SLAMS’ AL MES

El fenómeno sigue creciendo. En el área metropolitana de Barcelona ya se organizan cuatro 'slams' al mes. Han abierto 'home slams' (sedes oficiales) en Sant BoiL’Hospitalet y Santa Coloma. Hay 21 en España. Los poetas ya hablan de la «slamilia».   

«En los palmarés de España hay mucha presencia catalana», asegura Adriana Bertrán. Es la actual campeona nacional. «Ha sido un crecimiento muy rápido en muy poco tiempo», apunta. Aún hay mucha gente «probando cosas», «buscando los límites».

¿Que por qué tiene éxito? «Porque es nuevo, es llamativo, es dinámico –dice Dani–. Y el público siente una potencia comunicativa que han ido olvidando». Dani Orviz dirige el Sl’ham Poetry (el de L’Hospitalet). Chamán alfabético, se define él. Veterano del 'spoken word' (así se llama a esta poesía escénica). Ganó la medalla de bronce de la copa del mundo de 'poetry slam' en el 2013. Es capaz de convertir en verso lo que se le ponga delante: hasta a Rajoy esperando la moción de censura ('Mariano en el restaurante' estará el 18 de noviembre en La Vilella Teatre).

«Eres el Lope de Vega de este tiempo», le suelta Adriana. «Se puede escribir en verso con el lenguaje de ahora –él se encoge de hombros–. No está lo suficientemente explorado». Parece que no. Aún hay más poesía innovadora por llegar. El humorista Xavier Castells prepara una batalla entre monologuistas y poetas a partir de noviembre.