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El Palace tienta al barcelonés

Las 5 estrellas y el gran lujo intimidan. Vale. Y tampoco ayudan la puerta, la alfombra, ni el imponente portero. Pero el hotelazo se abrirá por fin a la ciudad este 2017

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Patricia Castán

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Las siglas GL (gran lujo) suelen echar para atrás a quienes no se hospedan en un hotel y temen que el resto de sus servicios (restaurantes, terrazas, 'spas'...) estén solo al alcance de visas oro y sibaritas. Y más aún si no se trata de un lujo moderno -tantas veces clonado o anodino-, sino el que posiblemente sea el hotel más ostentoso de Barcelona, <strong>Palace </strong>(que antaño se acuñó como Ritz en muchas memorias locales). Así que no es de extrañar que uno de los tres mejores alojamientos de la ciudad haya resultado particularmente opaco para los barceloneses. Casi daba miedo franquear sus rutilantes puertas y alfombras, a no ser que hubiera algo que festejar en el restaurante Caelis. O que uno celebrara su luna de miel a lo grande.

Pero los tiempos cambian y en pocos años Palace ha mudado de propiedad, gestión y piel. Su reforma -manteniendo su fastuosidad de hace casi un siglo (1919) pero con todo el confort y tecnología del siglo XXI- le devolvió el poderío hace pocos años y este año alcanza a las 'suites'. Pero ahora da el gran paso al completar la reinvención de sus zonas comunes. El reto es «abrirlo a la ciudad», señalan desde Palace, tras asumir la explotación y darle un estilo más escocés a su bar del sótano, Bluesman Cocktail Bar, donde los mejores whiskies y cócteles se propulsan a diario desde la elegante barra. El cuadro del mismo nombre que el batería de los Rolling Stones, Ronnie Wood, regaló al hotel preside la sala, donde se cuecen tantas tertulias (de 20.00 a 2.00 horas) como veladas a ritmo de jazz, blues y soul en directo (jueves, viernes y sábados, de 23.00 a 1.00 horas).

En una sala contigua, el club de fumadores -a punto de abrir-, con chimenea y mullidos sofás, pondrá la guinda a esas noches con regusto de puro, copa y música, donde uno se siente transportado a un club neoyorquino.

TERRAZA DE IMPRESIÓN

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Pero las opciones que el Palace da al público local también son panorámicas en la novísima terraza romántica de la azotea, el <strong>Jardín Diana</strong>, agradable incluso en los días soleados de invierno y diferente a cualquiera de las que pueblan otros hoteles. Una construcción que el siglo pasado era la carpintería privada del hotel alberga ahora el restaurante <strong>Winter Garden</strong>, que tras una puesta a punto abrirá el 9 de enero, con menú ejecutivo a mediodía. Por descubrir quedarán el restaurante <strong>Nineteen</strong>, con nuevo concepto más informal desde marzo, y el <strong>Mayan Luxury Spa</strong>: desconexión a lo grande.