CIUDAD ON

Alquila un disfraz con guion personalizado

«Sabemos el lugar exacto que ocupas en la historia», te prometen a lo vidente. En La Pimpinela de Sarrià, te dirán qué ponerte en Carnaval y además te meterán en el papel

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Ana Sánchez

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“Sabemos el lugar exacto que ocupas en la historia y te trasladaremos a él”, promete Ramón a todo el que cruza su puerta, como si te estuviera esperando en la salida trasera el DeLorean de 'Regreso al futuro'. Dos minutos con él y no sabrás si has venido a una tienda de disfraces o a un vidente. Ramón te mira de arriba abajo, asiente con la cabeza a lo terapeuta y te convierte en otra persona con soltura de hada madrina en lo que tardas en decir “¿qué disfraces tiene?”. Aquí se alquilan trajes con guion personalizado. “Para que te metas en el papel del disfraz”.    

Esto es La Pimpinela de Sarriá, aunque hace seis años que no está en Sarrià (avenida Príncep d'Astúries, 8 bis). “Fui el primero en alquilar disfraces”, dice Ramón sacando pecho. Lleva 30 años en esto.

Ramón Regada es actor, cuentacuentos, Papá Noel a domicilio. Un Mortadelo de carne y hueso. “Me he hecho pasar por cosas muy raras”, reconoce. Se ha colado en un 'box' de fórmula 1 vestido de hindú, entró en un barco pasándose por almirante, hasta ha casado a una pareja disfrazado de Elvis. Nunca ha sentido vergüenza, asegura. A estas alturas ha pasado a nivel terapeuta del disfraz. “A mí lo que me gusta es que la gente se lo pase bien”, se encoge de hombros.

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La fuerza te acompaña según entras. Ahí está la plana mayor de 'Star wars': Darth VaderYodaChewbacca, los moños falleros de la princesa Leia. “La gente me paga por hacerse fotos en el escaparate”, cuenta Ramón. Dentro se te queda cara de buscar a Wally. Hay 3.500 trajes aquí metidos. De superhéroes chaqués. Trajes de los años 60 “de verdad”, puntualiza el dueño, una camisa jamaicana que “se supone que está comprada en la tienda donde compraba Bob Marley”. Hasta un traje otomano de la primera guerra mundial.        

¿No sabes de qué disfrazarte este Carnaval? Aunque lo tengas claro, Ramón te va a poner lo que a él le dé la gana. “Yo te podría ver de una mujer un poco misteriosa”, predice nada más verte. “Una mujer con poder –mantiene el tono de 'Cuarto milenio'-. Una mujer que ha vivido cerca de aquí. Una mujer romana: Gala Placidia”, desvela al fin. Te da un traje granate, “que veo que te gusta” –es el color del jersey que llevas-, y su respectivo guion existencial: te detalla la vida de Gala Placidia hasta que ve que levantas la barbilla con dignidad histórica. “Y te falta un romano –se ríe-. También lo tengo, si quieres, tipo Brad Pitt”.

Si vienes y dices que eres Superman, Ramón te dirá: “Pues tengo kriptonita”. Oye, y abre una cajita con la S superhormonada y te da una piedra. Si te alquila un traje de enterrador, te dará un metro para que midas a los futuros muertos. Si te da pantalones campaneros de Abba, te propondrá que imites 'Mamma mia!'. “Tengo hasta un sitio localizado muy bueno para hacer exteriores con un faro”. ¿El precio? De 30 a 50 euros.

¿Qué por qué hay que disfrazarse? “El disfraz te hace perder la vergüenza –responde Ramón-. La gente lo necesita para desinhibirse un poco. Para demostrar qué podría llegar a ser”. Y para olvidarse del “¿qué van a pensar de mí?”. “Cuando te disfrazas, puedes ocupar ese lugar histórico que te corresponde en la vida –insiste-. Es un clic. Y a veces para hacer este clic solo necesitas una máscara”.