EL MUSEO IMAGINARIO

El café de la «gente de Barcelona de verdad»

En este Bracafé de la calle de Casp empezó a escribir y a beber café Carlo Padial, el Woody Allen de Barcelona. «Si estos lavabos pudieran hacer monólogos -asegura-, yo iría cada día»

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Ana Sánchez

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Es imposible hablar con él 10 minutos sin que aparezcan al menos tres fobias, de esas de neurótico de guion. Por algo le llaman «el Woody Allen de Barcelona». Se quedan cortos. Carlo Padial vive todo como «una pesadilla hilarante», confiesa a bocajarro. Otros 10 minutos con él y asumes con normalidad que le den miedo los probadores del H&M. «Por si alguien te acuchilla tipo peli de Brian de Palma –se justifica con tono rutinario-. Por eso la ropa que llevo es más grande de lo que debería».

Él no te lo diría nunca, pero es escritor y director de cine. «Escribo cosas, hago vídeos, bebo vino», se resume en Twitter. Acaba de publicar su tercer libro, Doctor Portuondo (Blackie Books), y su primer largo se puede ver en Netflix: Algo muy gordo, con Berto Romero. 

Carlo pide café con hielo. «Tengo que echarle hielo a todo», se excusa de carrerilla. «Mi sueño es tener una nevera de esas que le das a un botón y sale hielo. Para mí eso es el símbolo del éxito». Hemos quedado en el Bracafé, el del número 2 de Casp. «Tiene un significado muy especial para mí –explica–, porque lo asocio al proceso de empezar a escribir y a beber café». Es que él no probó el café hasta los veintitantos. Ni café ni alcohol, ni refrescos. Ni una Cola-Cola. Así que dejó los cómics y se puso a escribir y a beber café. «Y en esa asociación, este sitio era el que más me gustaba –recuerda-. Para mí es Barcelona. La Barcelona que me gusta. De gente de Barcelona de verdad». Ruidos, conversaciones altas, locos, mucho ruido. «Si los lavabos del Bracafé pudieran hacer monólogos, yo iría cada día». 

LIBROS ESCRITOS EN LIBRETAS

En este Bracafé, Carlo escribió buena parte de su primer libro. «Tengo tres libros publicados y el 80% están escritos por la calle, a trozos, en libretas». Saca una. «Y tienen que ser muy baratas -continúa-. Las ideas tienen que estar en un soporte muy austero. Entonces pueden tener un cierto peso». Abre una página al azar. «Por cierto –se lee–, esto del 'procés' me ha servido para descubrir que Lluís Llach tiene temazos».