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Llega el 'boxing yoga': asanas con gancho

Sobre estas esterillas aprenderás a mantener la guardia con la misma soltura que en unas primarias del PP. Yoga con 'punch' en vez de 'ommms'

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Ana Sánchez

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Judit te tiene entre las cuerdas desde el primer round, aunque aquí no se vean ni cuerdas, ni ring, solo esterillas de yoga. Estás entre una decena de mujeres con el puño en alto. Peso entre mosca y mosqueante. «Vais a sudar», garantizaba la profesora antes de empezar. Se quedaba corta. Terminas chorreando como Camacho en sus tiempos de seleccionador. Ahora entiendes cómo se siente Karate Kid después de dar cera y pulir cera. «Bienvenidas a boxing yoga», sonríe Judit. 

Es el yoga que viene: con gancho. Aquí se practican asanas mientras mantienes la guardia con la misma soltura que en unas primarias del PP. Una hora: 12 rounds. Parece un boxeo 'slow motion'. Los golpes se lanzan al aire con deje de yogui. «Es un yoga muy power», prefiere comparar Judit. «Una secuencia de yoga que utiliza elementos de boxeo», resume. 

Judit Martínez, 36 años. No te fíes: sonríe con la misma intensidad que te hace temblar, como si fueras el amigo flojeras de Richard Gere en 'Oficial y caballero'. Cuando ya no puedas más, ella soltará «un par más». 

Antes que boxeadora yogui, era profesora de 'hatha' yoga y practicaba muay thai (boxeo tailandés). El año pasado tenía que elegir proyecto de fin de curso de yoga. «Mi chico hace boxeo y entrena en un gimnasio de Esplugues –recuerda–. Y decidí acercar el yoga a los boxeadores». Y descubrió por internet que existía el 'boxing yoga'. Se inventó hace años en un club de boxeo de Londres y se ha ido extendiendo por el mundo: de Canadá a Singapur. Acaba de aterrizar aquí. Judit es la primera española que ha hecho el curso en Londres, le dijeron sus mentores. 

Aprendió 'boxing yoga' en marzo. Tanteó Barcelona con un taller en mayo y este mes ha estrenado las clases en el centro The Art of Living in BMS de Badalona. Los viernes, a las 18.30. Ni rastro de hombres sobre las esterillas. Judit se encoge de hombros. «En Londres lo hacen sobre todo chicos», asegura. «Yoga para tipos duros», lo llaman los medios ingleses. «Mi formador es maestro de boxeo –apunta Judit–. Es el boxeador que utilizaron como conejillo de indias para probar esto». De hecho, esto empezó como yoga para boxeadores. «Para acercar el yoga a esta gente, que no estaba nada familiarizada con él y que necesitaba estirar», detalla Judit. «No es muy exigente a nivel de flexibilidad, que es el gran miedo que ellos tienen, porque están muy bloqueados». Pero se trabaja la fuerza con la misma intensidad que si estuvieras entrenando con Rocky.

POSTURAS CON PUÑOS

«Ya sé que es muy duro, pero no imposible». Judit anima a las dos hileras de alumnas con las caras rojas que se sientan en el aire. Ahora sueltas un 'jab' (un golpe directo), un 'hook' (un gancho), subes la guardia, cambias de peso, terminas en una postura de yoga pero sin relajar los puños. Toca hacer la plancha, un arco, abdominales, «¡venga, ese culo para arriba!». Te dan ganas de tirar la toalla, pero la necesitas cada dos minutos para secarte los chorretones de sudor. 

No hay que saber boxear, ni siquiera hacer yoga. «Nada, cero», dice Judit. ¿Lo mejor? «Cómo se pueden solapar dos disciplinas tan diferentes», dice una de las alumnas. «La intensidad», apunta otra. «Y la concentración». «Es un yoga muy bueno para ponerte en forma», resume la profesora. Sus ideólogos dicen que es el nuevo bikram. «Es una manera de bajar de peso, de ponerte fuerte y de parar un poco la mente –añade Judit–. Todos los beneficios que te pueden dar el yoga y un entrenamiento fuerte juntos».