PROYECTO DE OXFAM INTERMÓN DE AYUDA CONTRA LA POBREZA EN PAÍSES COMO MAURITANIA O BURUNDI

Cómic viajero y solidario

10 autores, entre ellos Miguel Gallardo, Paco Roca, David Rubín y Álvaro Ortiz, colaboran en 'Viñetas de vida'

REPORTEROS 3Arriba, las mujeres marroquís de la fresa, por Álvaro Ortiz. Abajo, Miguel Gallardo refleja la República Dominicana.

REPORTEROS 3Arriba, las mujeres marroquís de la fresa, por Álvaro Ortiz. Abajo, Miguel Gallardo refleja la República Dominicana.

ANNA ABELLA / BARCELONA

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«En la barriada de La Ciénaga, en la República Dominicana, no hay alcantarillas, ni asfalto, y cuando el río sube se inunda, pero los jóvenes luchan por salir adelante, en medio de la droga. Hay gente que aunque no sabe si al final del día comerá tiene unos valores muy potentes, de solidaridad, que aquí hemos perdido. Aquí, todo el mundo sigue comprando regalos de Navidad como si nada», constata Miguel Gallardo (María y yo, Makoki), quien colabora, junto a otros dibujantes españoles, entre ellos Paco Roca, Álvaro Ortiz, David Rubín y Sonia Pulido, en el cómic Viñetas de vida Viñetas de vida(Astiberri), un proyecto promovido por Oxfam Intermón.

El libro reúne siete reportajes con voluntad y resultado periodístico, en los que también participan Isabel Cebrián, Cristina Durán, Miguel A. Giner Bou, Antonia Santolaya y Enrique Flores, y que reflejan lo visto y oído en Colombia, Marruecos, Nicaragua, República Dominicana, Filipinas, Mauritania y Burundi, países a los que han viajado de la mano de la oenegé y donde esta desarrolla trabajos de cooperación por el desarrollo y ayuda contra la pobreza.

Para Álvaro Ortiz, que en Cenizas y su reciente Murderabilia, solo ha lidiado con la ficción, «fue un compromiso y una responsabilidad» contar la realidad de lo visto en Marruecos. «Sorprende que en un país que está aquí al lado los derechos humanos y laborales ni existen. Ves la entereza de mujeres que recogen fresas en condiciones de explotación deplorables», denuncia, en alusión a niñas y mujeres que trabajan largas jornadas bajo el sol por cinco euros al día.

Uno de los objetivos del libro, apunta Ortiz, es «hacer pensar a la gente», mostrar, «como dice Gallardo, que la cooperación no es solo lanzar cajas de comida en el desierto sino trabajar con las asociaciones locales y ver qué necesitan», y, como recuerda Paco Roca (Arrugas, Los surcos del azar), quien fue a Mauritania, advertir de que España ha recortado las ayudas en un 70%. Un tijeretazo con consecuencias fatales porque «con poco que se haga desde aquí para esos países es mucho».

Ayudas que ayudan a paliar el hambre y los efectos de sequías, inundaciones o desastres o mejorar la vida de las mujeres. A Gallardo, que destaca que «en República Dominicana, con tanto machismo, las mujeres han aprendido a ser motores de la economía familiar», le sorprendió «el contraste entre los glamurosos resorts donde van los españoles de luna de miel con el resto del país, sumido en la pobreza y golpeado por los huracanes, donde se les enseña a preservar el agua y el ganado en caso de desastre».

Contundente es el relato de David Rubín (Beowulf), que confía que la cooperación ayude a que los niños de Burundi «puedan estudiar y portar libros en las manos en lugar de subfusiles y machetes».