EXPOSICIÓN

Velázquez se expone por primera vez en Barcelona con siete obras maestras

CaixaForum acoge una muestra dedicada al genio sevillano que llega acompañado de otros maestros, como Tiziano, Rubens y Zurbarán

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Natàlia Farré

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Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, 1599-Madrid, 1660). Artista excepcional y figura capital de la historia del arte. Tan excepcional y capital que es el único creador del Museo del Prado que tiene la salida de sus piezas regulada por normativa. La pinacoteca madrileña solo permite que haya un máximo de siete de sus lienzos en préstamo a la vez. El mismo número de piezas del sevillano que lucen, hasta el 3 de marzo, en la exposición 'Velázquez y el siglo de oro', en CaixaForum, la primera muestra del genio que se celebra en Barcelona.

Pero el maestro no llega solo, lo hace junto con 52 obras de algunos de sus coetáneos, y de otros que le precedieron o le sucedieron. Tiziano, Rubens, Ribera, Zurbarán, Murillo, Giordano, Brueghel, Van Dyck...  La compañía "tiene que ver con la definición de Velázquez como un pintor que trabajó movido fundamentalmente por estímulos internacionales", afirma Javier Portús, comisario de la muestra y jefe de pintura española en el Prado. Y tiene que ver, también, con que "la pintura durante el siglo de oro era un lenguaje internacional: los cuadros y los pintores se movían de una corte a otra. Los artistas eran itinerantes". Es más: "Velázquez con los parámetros españoles no se entiende, es decir, si solo hubiera tenido la realidad española y la pintura española,  no sería Velázquez", sostiene Miguel Falomir, director del Prado.

Un pintor desconocido

Así que la exposición va sobre el genio sevillano, por supuesto, y de cómo este bebió de las obras que componían la colección real, germen de la actual pinacoteca madrileña. Y de cómo Prado y Velázquez son casi sinónimos: "Es hijo del museo. Cuando se creó el museo era un pintor que nadie conocía ya que sus obras estaban en los palacios, de manera que eran pocos los que tenían acceso a ellas, pocos los que podían disfrutarlas y pocos los que podían aprender de su magisterio pictórico. Fue con la inauguración del Prado que empezó a recorrer por toda Europa un secreto a voces que no era otro que la existencia de Velázquez", apunta Falomir. A partir de aquí el influjo del pintor sobre los artistas fue total: cambió la forma de pintar de los impresionistas y la percepción de la pintura.

Las siete obras con firma de Velázquez que llenan las paredes de CaixaForum son 'Felipe IV', 'Juan Martínez Montañés', 'Esopo', 'Adoración de los Reyes Magos', 'Bufón con libros', 'El príncipe Baltasar Carlos, a caballo' y 'Marte'. La selección obedece a un criterio cronológico: mostrar la evolución del pintor, y temático: evidenciar su gran versatilidad narrativa. Además, permite la comparación con sus coetáneos como hilo argumental para evidenciar los estímulos que recibió y a los que respondió durante toda su carrera. De manera que si uno se planta delante de 'Marte', con el rabillo del ojo puede ver a 'Venus recreándose en la música', de Tiziano, y 'Perseo liberando a Andrómeda', de Rubens. Tres grandes pinturas mitológicas que tienen como punto de partida el desnudo y que explican cómo la tradición pictórica colorista se transmitió desde Tiziano a Rubens y de ambos a Velázquez. "En pocos lugares del mundo se puede encontrar en un solo espacio, tan sintetizado y con obras de calidad tan sobresaliente uno de los momentos tan fundamentales de la pintura", asegura Portús.

Un dios de la guerra nostálgico

El personaje mitológico permite, también, aprender del amor por la paradoja que el sevillano tenía, pues no presenta al dios de la guerra como una figura poderosa y victoriosa, sino todo lo contrario: relajado, melancólico y sentado sobre un lecho confortable. En el retrato de 'Felipe IV' lo que prima es reivindicar la austeridad de la corte del momento frente al derroche y corrupción atribuidos a Felipe III, de manera que Velázquez construyó una imagen con una gran economía de medios acorde con los ideales a evidenciar. Aquí la pieza se confronta con obras de Sanchez Coello, uno de sus predecesores como retratista cortesano, y con piezas de Antonio Moro. Mientras que 'El príncipe Baltasar Carlos, a caballo' cuelga junto a una obra maestra de la historia del paisaje occidental, uno de los paisajes que Claudio de Lorena realizó para el palacio del Buen Retiro. Se trata de comparar el paisaje construido que corresponde a un sistema de composición prefijado, el de De Lorena, con el fondo del retrato del sevillano, un paisaje basado en una experiencia en la que es posible poner nombre a los diferentes accidentes geográficos que aparecen, como los picos de la Maliciosa y Cabeza de Hierro.

Si las piezas prestadas de Velázquez "son por ellas mismas obras maestras que deberían estar en cualquier antología del pintor". Las que acompañan de otros artistas no son piezas menores. 'Cristo crucificado, con un pintor' de Zurbarán es una obra maestra del pintura religiosa del siglo de oro; 'San Pedro liberado por un ángel' es lo mismo respecto a Ribera; y la 'Sagrada familia del pajarito' de Murillo es una de las obras icónicas del Prado, mientras que la 'Sagrada familia con santa Ana' de Rubens fue la obra más famosa en España durante el siglo XVII. Palabra de comisario.