CRÍTICA

Una narración que ansía la luz

La obra de Nic Pizzolatto, anterior a 'True detective', es una potente novela negra

RAMON VENTURA

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Primera certeza: si Nic Pizzolatto no fuese el flamante creador de True detective (una de las series policíacas más controvertidas y valoradas del actual panorama televisivo) sin duda el lector no estaría leyendo esta crítica. La certeza se confirma porque mientras Pizzolatto ejercía de modesto profesor universitario, sus escritos reposaron en un tedioso anonimato. Reconvertido en el enfant terrible del thriller por capítulos, recuperamos Galveston y nos sorprendemos con esta magnífica primera novela. Un relato criminal espectacular, una narración que evoluciona en fases, un texto que recibe varias influencias que se perciben y que se agradecen, uno de los libros más románticos del género negro actual.

Segunda certeza: hay mucho de la serie True detective en esta novela -escrita con anterioridad a la serie- y sus escenarios, situaciones, carácteres, curiosidades y breves comentarios podrían haber actuado como génesis de la aclamada serie televisiva. Pero no es preciso haber visto ninguno de sus capítulos para degustar Galveston. Ciertamente este libro es un juego de referencias, algunas más ocultas que otras, tanto al universo literario como a los fantasmas del propio autor. Galveston actua como lo que es, un potente relato negro y posee entidad más allá de quien lo pueda considerar un simple ensayo de los episodios creados por nuestro escritor. Ciertamente, las afinidades entre las múltiples creaciones de Nic Pizzolatto dan para muchos análisis (espacios oscuros con símbolos extraños, figuras humanas a partir de latas de cerveza, idénticas iniciales en los protagonistas, los mismos decorados de Tejas y Louisiana) pero aquí no hallaremos a dos detectives emocionalmente jubilados, ni la crónica de un asesino repetitivo, macabro, barroco y simbólico. Galveston rehuye el sentido mitológico de True detective; es otro tipo de relato.

Tercera certeza: no nos dejemos embaucar por el simulado formato policíaco. Nuestra novela arranca con una estructura y recursos que la acercarían a lo que denominamos hard boiled (el thriller de acción más contundente) donde la violencia predomina sobre la investigación y el enigma; pero sería un error descartar su lectura por simple prejuicio. Galveston se trasmuta, replica y adopta facetas distintas: de un relato agresivo encarnado por un tipo sin escrúpulos vira a una road movie o la carrera sin destino de dos tristes fugitivos; de las acciones de un gángster («que cobra deudas y en ocasiones mata gente») a la faceta protectora hacia una «prostituta poco eficiente». Es un relato que ansía la luz y no cultiva las tinieblas, para concluir como el libro de... Pero mejor no explicarlo.

No hay asesinos en serie, ni «chicas del bosque» ni iconografía forense o robos complejos. Es un relato tajante, difícilmente clasificable, henchido de intenciones, cautivador e inteligente, hábilmente expuesto y con un sobrio repertorio. No hay destellos de decorado; pero sí de sentimientos, ilusiones y esperanzas. Factor al margen sería que algunos crímenes jalonen los hitos dramáticos de un libro que hay que recomendar sin temor.

3GALVESTON

Nic Pizzolatto

Traducción: Mauricio Bach

Salamandra.

288 págs. 18 €