Apuntes

Todos a una en el derecho al acceso a la cultura

JOSEP MARIA POU

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Eppur si muove. Y sin embargo se mueve. Las palabras que pronunciara en su momentoGalileo Galilei vienen como anillo al dedo.Galileose refería a la Tierra, que se mueve alrededor del Sol, pese a quien pese. Lo que se mueve ahora es una marea de todos los colores. Marea Blanca, la de la Sanidad. Marea Verde, la de los docentes. Y Marea Roja, la de la industria cultural que esta misma semana ha pasado a la acción. (Hubo ya una Marea Negra, de nefasto recuerdo en sus efectos, origen de una reacción ciudadana que tiene mucho que ver con lo que está ocurriendo ahora mismo).

El pasado lunes tuvo lugar en el Teatro Victoria de Barcelona una asamblea de trabajadores de la cultura con el fin de organizarse en plataforma reivindicativa y elaborar un programa de acción que contempla levantar la voz, hablar alto y claro, y aparcar un silencio pasivo que corría el peligro de confundirse con resignación callada.

Fueron los primeros pasos de un movimiento social que se propone evitar la paralización de la vida cultural del país y conseguir, entre otras cosas, aunque esta de manera urgente, que el IVA de cines y de teatros vuelva donde solía, es decir, al 8% de hace unos meses en lugar de al 21% irracional y salvaje con el que se pretende aniquilar el sector. Todos a una en la defensa de un derecho ineludible: el acceso a la cultura.

Sería bueno que a esta marea se sumaran también, -como está ocurriendo ya en la sanidad y la educación- los consumidores de la cultura, tan perjudicados como quienes la generan. Y que las mareas se junten y los colores se confundan. «Esta marea tiene que ser de muchos colores, de todos los ciudadanos, para que sirva para cambiar las cosas», dijo la cineastaRosa Vergésen la asamblea.

Un tsunami

Este es el camino: una marea, y otra, y otra, y una ola gigante, y otra más alta todavía, y hasta un tsunami que arrase con quienes quieren convertir este país en un erial. Cargados de razones y animados por el reciente éxito del «Sí se puede» hipotecario, hay que luchar también contra el desahucio de mentes y de voluntades.

Los primeros pasos se han dado ya en el Paral·lel barcelonés, el mismo lugar donde cien años atrás se oían otras voces y otras reivindicaciones, como queda patente en la exposiciónEl Paral·lel 1894-1939que agota sus últimos días de exhibición en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB). Si no la han visto, vayan corriendo. Y al salir, súmense a la marea antes de que esta les arrastre. Porque es marea alta y viene con fuerza.