proyecto sin precedentes

La academia de la música 'underground'

Smoking dub academy

Smoking dub academy / periodico

IGNASI FORTUNY / BARCELONA

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Sara escribe, sentada en unas escaleras, en una hoja amarillenta llena de tachones. Lleva compuestas ya casi una veintena de canciones en cinco días. Tiene sinestesia, una alteración neurológica que le permite asociar notas con colores. Una vez conoce la armonía y el ritmo de un tema, se inspira y llena el papel en blanco de letras coloridas. Cuando escribe es Irie Nanara, su nombre artístico. Ella es una de los participantes en un proyecto sin precedentes que se ha llevado a cabo durante esta pasada semana en una masía de Banyeres del Penedès (Baix Penedès). Se trata de la Smoking Dub Academy, una iniciativa que ha juntado a cinco músicos emergentes en una casa-estudio durante siete días con el objetivo de crear un colectivo de dub, un género musical 'underground' proveniente del reggae.

Para llegar a la academia tuvieron que ganar un concurso en el que tenían que presentar un vídeo con alguna de sus creaciones musicales. Los cinco (cada uno viene de un sitio distinto de España –Madrid, Barcelona, Málaga, Zaragoza y San Sebastián-) pasaron dos cribas. La primera, una votación popular en internet de la que quedaron 20 candidatos. Y entre estos, un jurado formado por profesionales del dub eligió a los cinco participantes que han convivido, aprendido y experimentado con sus mentores, cuatro de los artistas más importantes de este género musical: Mad Professor, Rico (O.B.F.), Sr Wilson y Chalart 58. Además, parte de las clases y de los ensayos se han podido seguir en 'streaming' a través de la página de la Smoking Dub Academy.

"Esto es realmente una academia, el Gobierno ya no debe ocuparse en crearla", comenta, orgulloso, el veterano Mad Professor mientras ve uno de los ensayos a través del cristal del estudio de grabación. “Nunca antes se le había dado una oportunidad como esta al dub”, remarca el cantante catalán Sr Wilson.

CINCO TALENTOS

Como ocurre con los sorteos de la lotería, los ganadores siguen incrédulos días después. "Cuando me llamaron pensaba que era un colega que me hacía una broma", comenta Makka Dubba, técnico de sonido y bajista. "Nunca me había tocado nada", exclama Johann Hincapié, trompetista de 40 años, el más veterano de los participantes de la academia –los más jóvenes tienen 25 años-. Este colombiano, de familia de músicos, ha trabajado de mozo de almacén, reponedor de supermercado, limpiando cristales y durante un tiempo vivió de tocar en orquestras. Ahora lleva ocho años en el paro. "Es imposible vivir de la música. Te lo tienes que tomar como 'hobbie'", sentencia, contrariado. "Siendo realistas no saldré de aquí [la academia] y podré vivir de esto. Estamos aquí por amor al arte", añade. Si en una cosa coinciden todos los mentores de la academia es en alabar el talento de Johann en los vientos. "Es el que menos nos preocupa. Va solo".

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Pablo Dread, otro de los participantes, ha invertido dos de sus semanas de vacaciones de verano en vivir esta experiencia. Trabaja en un restaurante en Málaga y tiene un pequeño estudio para hacer sus creaciones. En la Smoking Dub Academy aporta sus conocimientos como productor y con los teclados. En esta primera faceta está aprendiendo del 'hitmaker' suizo Rico, un productor que hace "temazos como churros".

El pasado lunes, a falta de dos días para su primer concierto como colectivo, en la casa se palpaba nervios e ilusión. La actividad, como el humo, solo disminuye durante las comidas. "Estamos creando todos [participantes y profesores] al mismo nivel. No dictamos y ellos hacen", explica Sr Wilson.  "La conexión ha sido brutal", añade Danny Trees, el quinto de los ganadores del concurso. Este ingeniero de sonido y batería de Barcelona confía en que esta experiencia le sirva para su futuro profesional. "Ahora depende de mí", sentencia.

Este miércoles concluye su estancia en la academia y se podrá oír por primera vez los frutos de su intenso trabajo, que también se plasmará en un disco. Será este miércoles por la noche en un concierto en la sala Apolo de Barcelona. Participantes y profesores compartirán escenario. En directo, igual que creando: todos juntos.