CRÓNICA DE MÚSICA

Sleaford Mods, fiebre del viernes noche

El dúo punk-hip hop asaltó Razzmatazz 2 con el repertorio feroz y amargo de 'English tapas'

Jason Williamson (izquierda) y Andrew Fearn, los dos integrantes de Sleaford Mods.

Jason Williamson (izquierda) y Andrew Fearn, los dos integrantes de Sleaford Mods.

Juan Manuel Freire

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Con cada nuevo disco, Sleaford Mods crecen y diversifican su paleta de estilos sin renunciar al minimalismo. En el último, 'English tapas', Jason Williamson se atreve, por ejemplo, a cantar más que nunca (en lugar de solo hablar o ladrar). Pero no parecen tener intención de cambiar en cuanto a disposición escénica: siguen siendo solo Williamson y su colega productor Andrew Fern, quien durante los conciertos sigue limitándose a pulsar 'play' en el portátil, bailar un poco, saludar… Eso es todo.

Como concepto, tiene gracia. Y no es tan distinto de lo que llevan haciendo Pet Shop Boys desde hace muchos años: es más fácil ver el esfuerzo de Neil Tennant que el de Chris Lowe. Pero, ¿cómo sería escuchar (y ver) las canciones de Sleaford Mods tocadas con una banda al uso? Probablemente sería de lo más alucinante, catártico, vigorizador.

Pero disfrutemos de lo que hay, que no es poca cosa. El viernes, en Razzmatazz 2, Fern volvió a hacer poco, pero siguió cayendo bien, sobre todo por llevar una camiseta del jefe de policía Wiggum de 'Los Simpson'. Y Williamson hizo mucho. Se le nota el gimnasio, la vida limpia, esa que empezó a llevar después de la epifanía que relata en 'Feel so wrong', la primera canción de la noche. En ella canta más que gruñe, e incluso recuerda a Paul Weller, un artista al que Williamson admiró un día (pero al que, después, como ha hecho con tantos otros, puso a parir en entrevistas).

El ritmo se aceleró con 'Army nights', en la que celebran las clases de fitness con una base de beat marcial (tu-pa-tu-pa) y bajo crudo, mirando claramente hacia el estilo oi! de los ochenta. Williamson canta como poseído por una fuerza superior, e insiste en darse a sí mismo ligeros capones; marca de la casa.

La energía ya no decayó hasta el final: mientras Fearn bailaba con entrega, su compañero escupía cada palabra con la energía del predicador más curtido, convenciendo por igual de la mentira que representa Boris Johnson ('Moptop') y de aquello que ya dijo Richard Ashcroft"Las drogas no funcionan". El hito de la noche fue, claramente, 'Drayton manored', canción falsamente animada sobre la primera generación en probar el éxtasis y sus excesos de mediana edad.