LA GRAN CITA DELCINE FANTÁSTICO DE CATALUNYA

Derrocar al patriarcado

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JUAN MANUEL FREIRE - JULIÁN GARCÍA / SITGES

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La directora Anna Biller no vive, cinematográficamente hablando, en el presente, sino en un pasado de colores suntuosos e irreales: “Yo no veo películas modernas”, asegura, “solo cine que va de los años 20 hasta los 60. He estudiado las técnicas del Hollywood clásico y para mí es lo más normal rodar pelÍculas con ese estilo visual”.

En Sitges participa a concurso con la tercera, ‘The love witch’, también escrita, montada, musicada e incluso decorada y vestida por Biller, en la que una divertida historia de brujería moderna sirve como excusa para derrocar al patriarcado. “Cuando empiezas a ser una mujer joven, los hombres te prestan atención. Y te presionan para ser algo simplemente bonito; no les interesa que quieras perseguir tus propias ideas”.

La protagonista del filme, la bruja Elaine (una extraordinaria Samantha Robinson), busca el amor mediante sortilegios y conjuros. Quiere que los hombres caigan a sus pies. El problema es que luego no se levantan. Su caso ejemplifica qué puede llegar a pasar cuando una mujer es educada casi exclusivamente para el narcisismo y la pleitesía al príncipe azul: que mate por amor, que caiga ella misma en pedazos. “Cuanto más bonita eres, se supone, más poderosa eres. Esa idea te puede acabar volviendo loca”.

¿Esas muertes masculinas, son una especie de venganza de género? “No, ella no quiere venganza”. ¿Y usted? “Por mí parte, por supuesto, claro”, dice Biller entre risas.

LAS OTRAS PELÍCULAS A CONCURSO DEL DÍA

La sobrexplotación del género zombi es un hecho, pero 'Train to Busan' y 'Melanie, the girl with all the gifts', proyectada este sábado a concurso, certifican la gozosa vitalidad de los no-muertos. En este caso, de los semi-muertos, si es que puede considerarse a Melanie (fabulosa Sennia Nanua), niña medio caníbal medio humana en un Londres devastado por un hongo infeccioso. Con algo de '28 días después' y, sobre todo, del videojuego 'The last of us', el filme de Colm McCarthy dejó un rastro de pesadumbre y, al mismo tiempo, de esperanza en su cuidada reflexión sobre los límites de la humanidad y el relevo generacional.

En 'Safe neighborhood', de Chris Peckover, también había niños, más bien adolescentes, pero con otro rollo. Quizá acabe siendo uno de los 'hype' del festival: el híbrido perfecto entre 'Solo en casa', 'Scream' y... 'Funny games'. Diversión, mala baba y humor negro a borbotones, con giros argumentales muy ingeniosos y un WTF final simplemente apoteósico. Un gozoso despiporre saldado con la hasta, ahora, ovación más ruidosa del festival.

También se ha podido ver a concurso ‘The void’, del equipo de 'nerds' del terror formado por Jeremy Gillespie y Steven Kostanski: primero terrenal, progresivamente más cósmica, compensa sus flaquezas narrativas con una atmósfera conseguida en la que importa mucho el diseño de sonido.