LA GRAN CITA DEL FANTÁSTICO

M. Night Shyamalan: "No sabían cómo vender mis películas"

El director de 'El sexto sentido' ha visitado Sitges para presentar 'Glass' y recoger un Gran Premio Honorífico

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Juan Manuel Freire

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Según la opinión de la crítica 'mainstream' estadounidense, M. Night Shyamalan regresó de una época de crisis creativa con 'La visita'. Pero unos cuantos sabemos que, en realidad, él nunca se fue. Lo saben en el festival de Sitges, donde el director de 'El sexto sentido' ha sido distinguido este año con un Gran Premio Honorífico. Shyamalan, desplegando solo simpatía a su paso, ha aprovechado la visita para proyectar a la prensa un generoso avance de 'Glass', doble secuela (de 'El protegido' y 'Múltiple') que no llegará a los cines hasta el 18 de enero. Hablamos con un grande no siempre comprendido.

'El protegido' y 'Múltiple' son películas bastante diferentes en términos de tono y género. La primera era un drama sobrenatural; la segunda, un filme de terror, en esencia. ¿Qué clase de híbrido será 'Glass'? 

Para mí las dos películas son historias de orígenes, cada una contada desde una perspectiva distinta del mundo. 'Glass' será, a la vez, una película de superhéroes en toda regla y un thriller. Un thriller de superhéroes: ese es el propósito.

Hoy por hoy, 'El protegido' se considera una excelente y pionera película de superhéroes, pero en su día ni los críticos ni el público parecieron impresionados. ¿Quedó decepcionado por eso? 

Más que decepcionado, me dejó confundido. Recuerdo estar sentado en el sofá pensando 'en fin, mi instinto es penoso'.  O, peor aún, 'creo que mis instintos y los del público son incompatibles'. Ese era el peor miedo. Sentir que lo que me interesaba no interesaba.

Pero las historias oscuras con mundo de tebeo han acabado interesando a bastante gente.

Cuando estábamos preparando la promoción, tuvimos dudas sobre el tema de los tebeos. Fuimos reticentes a explotar ese aspecto, porque en aquel momento los tebeos eran cosa de cuatro 'nerds'. Cuando la gente pagaba para ver la película no sabía que esto iba a ir de tebeos. Y eso generó reacciones encontradas.

Me cuesta pensar en otro cineasta que haya hecho más películas injustamente maltratadas que usted. 'El bosque' es una obra maestra de tomo y lomo, pero tuvo reseñas muy negativas, sobre todo en EEUU. (En Francia, por ejemplo, 'Cahiers du cinéma' la colocó en su 'top ten' del 2004).

Esto es interesante y está ligado a lo que hablábamos ahora. Yo nunca he tenido mentalidad de víctima. No me he dedicado a ir llorando por las esquinas. Pero sí que he intentado entender este fenómeno, este maltrato. El caso es que siempre he estado en un punto intermedio entre el cine independiente y el cine comercial. Si hacía una película de miedo, pero no demasiado, sino más bien basada en los personajes, dramática y romántica, el ángulo que iban a elegir los encargados de promoción iba a ser el terror. La vendieron como 'La bruja' de Shyamalan, para entendernos. Y la película no es eso. He aprendido a adelantarme a esos problemas e intentar que el márketing se ajuste a la realidad. 

¿Que cuando la gente vaya al cine, vea lo que crea que va a ver?

Sí, porque así debió ser siempre. De acuerdo, si vendes 'El bosque' como 'La bruja' de Shyamalan, haces un primer fin de semana de 50 millones. Pero si la vendes como un misterioso drama de época, aunque ese fin de semana recaudes solo 20 millones, quizá dures más tiempo en cartelera y la película no sea tan odiada. Es una discusión peliaguda, porque el estudio te va a decir. ¿20? ¡Recaudemos 50!

"Para 'Glass' he pensado en una mezcla de 'thriller' y película de superhéroes"

Con 'Airbender: el último guerrero' pareció querer romper consigo mismo. ¿O es simplemente que ser padre cambió su forma de ver las cosas y quiso hacer cine familiar? 

No era cuestión de lo primero; fue más consecuencia de ser padre. Mis hijas veían la serie animada ['Avatar: la leyenda de Aang']. Sentí que quería hacer una película para ellas.

A nivel formal es usted uno de los últimos neoclásicos del Hollywood actual. 

No estoy seguro sobre la etiqueta de 'neoclásico', pero, desde luego, soy un formalista. Me preocupan mucho las imágenes y quiero que la gente pueda apreciar su belleza. Para eso se requiere un cierto ritmo. En muchos sentidos, soy un director chapado a la antigua. Antes, los directores pensaban la película al milímetro, la ejecutaban y ya estaba casi hecha. El montaje era una parte más pequeña del proceso. Así es como me gusta trabajar.