Santiago Segura: «Me daría pena una Catalunya independiente»

El director presenta la quinta entrega de la taquillera 'Torrente', con Alec Balwin y Jesulín de Ubrique en el reparto

OLGA PEREDA / MADRID

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Estamos en el año 2018. Catalunya es un país independiente. España ya no pertenece a la Unión Europea. La peseta ha regresado a nuestra vida. Las calles de Madrid están sobrepasadas por la mugre. Y Eurovegas es una máquina de hacer dinero. Tanto que un comando de patanes, a las órdenes de un mafioso (Alec Baldwin), planean el atraco perfecto. La quinta (y más política) entrega de Torrente -taquillera saga escrita, dirigida y protagonizada por Santiago Segura (Madrid, 1965)- llega hoy a los cines con el espíritu de comerse la taquilla. Una vez más.

-¿Qué va a pasar el 9-N?

-¿El nueve de noviembre? Sé que tengo algo, pero no sé qué es (risas). Ah, ya sé. El día seis estrenamos en Argentina y tengo que estar allí, pero no sé si podré porque el nueve tengo la final de Tu cara me suena.

-Su película lo deja claro. Catalunya es un país independiente en el 2018.

-Torrente 5 imagina un universo pararelo. En realidad, no sé qué puede pasar. No soy Nostradamus. Eso sí, me hace gracia pensar qué podría suceder. Podrían construir Eurovegas. Podrían echarnos de la UE. Y Catalunya podría independizarse. Me daría pena porque me siento muy catalán.

-¿Por qué?

-He tenido muchas novias catalanas. Además, el catalán es de los pocos idiomas que entiendo sin saberlo. Cuando me hacen entrevistas en Catalunya no es que responda en catalán, pero entiendo un ochenta por cien. Me da buen rollo que te entrevisten en catalán.

-¿Está hasta las narices de los políticos y la política? Por el guion parece que sí. Torrente 5 es la entrega más política de la saga.

-No sé. Me ha salido así. Puede que la crispación que me rodea haya salido a flote en la película. Aunque confieso que lo he hecho de manera inconsciente. Que sea el espectador el que extraiga el mensaje. Eso sí, lo que he intentado es seguir en mi tónica de que sea un filme divertido y ágil.

-Pero se mete en fregados políticos.

-Yo no lo llamaría fregados. A ver, Torrente es un personaje muy político desde la primera película. Representa una España vetusta y rancia.

-¿La gente le sigue identificando a usted con su personaje?

-Antes me quemaba que me llamaran Torrente por la calle. Yo soy limpio, me ducho, he ido al colegio y dejo pasar a las señoras primero. ¿Cómo alguien puede pensar que yo soy Torrente? Pero ahora me es indiferente. El que me confunda, allá él. Es su problema.

-¿Qué es el humor para usted? 

-Lo que nos diferencia de los animales. Un león no se ríe. Es tan humano encontrarle gracia a algo. Con las anteriores entregas de Torrente vi un reportaje en televisión en el que le preguntaban a la gente a la salida del cine qué le había parecido mi película. Un señor dijo: «Bah, te ríes». Vamos a ver, cabrón, podrías haber dicho: «Pues muy bien, la película consigue su objetivo porque me he reído». Pero dijo «psss, te ríes», como diciendo que había visto una mierda. Vale, chato, pues hazla tú. ¿Usted cree que hay algún director que no quiere que la gente vea sus filmes? Cuando me dicen que hago cine comercial, digo: «Gracias, chato».

-Le noto dolido de verdad.

-Busque entrevistas mías poniendo a parir a algún director que no las encontrará. Joder, con lo que cuesta hacer una película... Con Torrente 3 y estuve dos meses deprimido porque no hubo ni una sola crítica no ya positiva sino neutra. Y busqué en todos los diarios, hasta los de Totana (Murcia). Todas hablaban de bazofia y de que yo era subnormal. Me sentía como si hubiera cometido delitos contra la humanidad.

-Mucha gente de la propia industria del cine ha puesto a caer de un burro su taquillera saga.

-Sí, han dicho que es cualquier cosa menos cine. Una declaración imbécil que te duele, claro. Señores, si está hecho en celuloide, se proyecta y la gente paga por verlo se llama cine, ¿no? Quizá no te guste, pero se llama cine. Un día iba en un taxi y escuché a Loquillo decir que Torrente no era cine. ¿Qué necesidad hay de que digas algo así? A ver, Loquillo, ya sé que Mozart me gusta y tú no pero no voy a decir que lo que tú haces no es música porque hay notas.

-Insisto, le veo dolido.

-Soy hipersensible, no sé cómo puedo ser un personaje público. Hace años, Mikel Erentxun dijo que si la película más taquillera era Torrente algo iba mal en España. Yo nunca hablaría mal de Duncan Dhu. Y con Julio Medem estuve un tiempo sin hablarme.

-¿Por qué?

-A mí algunas de sus películas que gustan más que otras. Pero incluso con las que no me gustaban, si algún periodista me preguntaba pues yo decía que Julio era un poeta de la imagen. Vamos, me inventaba cualquier mierda para no decir que era un truño. Y él, sin embargo, con Torrente dijo algo así como que tenía que haber de todo.

-De lo que no se puede dudar es del impresionante tirón en taquilla que tiene su saga. ¿Está tranquilo con el estreno de hoy? 

-Qué va. Estoy muy nervioso, no lo puedo evitar. Pensar que va a ir menos gente a las salas porque he hecho algo mal me pone de los nervios. Soy inseguro y acomplejado, lo tengo todo.

-¿Era consciente del juego que iba a dar Jesulín de Ubrique?

-Sabía que no iba a ser Marlon Brando, pero intuía que lo iba a hacer bien. Y eso que la gente me puso a parir cuando lo fiché. ¿Qué pasa, que no hay actores suficientes que tienes que contratar a un torero?, me dijeron. Eso sí, la noticia salió en todos los medios. Cuando anuncié que Julián López se unía al reparto no me hicieron ni caso.

-Torrente es muy español. ¿Se ha estrenado en otros países?

-Sí, en muchísimos. En Hungría soy una especie de Sugar Man.