SALÓN DEL CÓMIC

Giardino: "No puede haber libertad cultural sin libertad política"

El autor de '¡No pasarán!' cierra su serie de Jonas Fink implicando a su álter ego en la Primavera de Praga

Vittorio Giardino, el pasado jueves en el Salón del Cómic.

Vittorio Giardino, el pasado jueves en el Salón del Cómic. / periodico

Anna Abella

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Vittorio Giardino lleva a “Barcelona en el corazón”. Lo decía el viernes al recibir uno de los premios honoríficos del Salón del Cómic y lo avanzaba el jueves: “Me encanta Barcelona, es bellísima y me gustaría ambientar una historia en el Raval, o en Badalona, que no es tan turística”. Nada ajena es la ciudad para el autor italiano, de ojos inteligentes e incisivos y trato afabilísimo y cercano, quien ya la retrató ampliamente, a punto de caer en manos de las tropas franquistas, en su aclamado ‘¡No pasarán!’, volumen ambientado en la guerra civil española de la serie de su exespía judío Max Fridman. De ahí que buena parte del documental sobre su vida y obra que este sábado presentaba en primicia en el festival, ‘Le circostanze’, lo rodara, cuenta, en la capital catalana. Si en aquella historia Fridman era excombatiente de las Brigadas Internacionales con la República, ahora, con ‘El librero de Praga’ (Norma) ha retomado, 20 años después de su anterior aventura, a su otro gran personaje y álter ego, Jonas Fink, luchando por las libertades (de expresión, de prensa, de huelga...) en la efímera Primavera de Praga, cuando la entonces Checoslovaquia fue invadida en 1968 por la URSS, y de la que se cumple medio siglo.

“El aniversario ha sido una casualidad”, asegura Giardino (Bolonia, 1946). “Jonas Fink y todos los personajes son inventados pero se basan en muchas cosas que he visto durante las muchas vueltas que he dado por el país. La primera vez que fui fue en 1971, entonces había pocos turistas y yo iba por trabajo, cuando aún era ingeniero”, cuenta quien abandonó aquella profesión para dedicarse, con 30 años, a su pasión por el cómic. En Praga conoció a colegas e hizo amigos. “Y vi que eran igual que yo, que conocían y amaban las mismas cosas, como la música rock, los Rolling Stones o los Beatles, que escuchaban en la radio occidental. No había libertad política, pero en realidad ellos lo que querían era poder ir a un concierto de los Rollings. Pero atención: Para eso, antes necesitas libertad política. No puede haber libertad cultural sin libertad política”. Y da un ejemplo que lo demuestra, recordando cuánto le impactó descubrir que allí Kakfa, al que veneraba desde el bachillerato, “estaba prohibido y no se podía publicar porque los soviéticos decían que era un escritor burgués”.  

"No puede haber libertad cultural sin libertad política"

Vittorio Giardino

— Autor de cómic

De ahí que el grupo de amigos de Fink se llame Odradek, palabra inventada por Kafka en uno de sus cuentos y que no sea ni mucho menos el único guiño “a los libros y la libertad” que Giardino cuela en el cómic, ya desde el título y la profesión del protagonista, que regenta una librería. “En los países socialistas -lamenta-, la historieta estaba prohibida. Hay una gran tradición de ilustración y de cine de animación pero no sé porqué alguien decidió que la historieta era capitalista. Por eso no hay cómic en los países del Este”.  

En este cuarto –y “último”, asegura- volumen de Jonas Fink hay escenas que llevan al lector más allá de 1991, tras la caída del Muro de Berlín. “Quería mostrar que para los comunistas de Polonia y Checoslovaquia, que habían pensado que Occidente era una especie de paraíso y que todo era bonito, se dieron cuenta, cuando cayó, de que no era así, que había mucho bello pero también mucha suciedad”.   

Para opinar sobre los muros de hoy día, Giardino ya asume, con un punto de resignación, que puede perder “a la mitad de los lectores catalanes”. “Porque estoy en contra de las fronteras, de las antiguas y también de las nuevas. No puedo hablar de la independencia porque no conozco del todo la situación pero para mí una nueva frontera no es algo bueno”. 

Comprometido con la memoria histórica –en el 2012 regaló en exclusiva a los lectores de EL PERIÓDICO una historieta de dos páginas sobre las fosas de la guerra civil-, los personajes del autor italiano siempre suelen luchar contra dictaduras, totalitarismos y represiones. “Porque la libertad es necesaria. Aunque no somos héroes, la gente normal, como mis personajes, hacen lo que pueden por ella. Pero no hay milagros. Y la vida de Max Fridman y de Jonas Fink podría haber sido la mía. Haces lo que puedes y lo que las circunstancias del mundo te dejan hacer. Ellos tienen libertad propia pero serían distintos de haber vivido en un país y en una época diferente. Fink es más o menos de mi edad y posiblemente yo habría tenido su vida de haber vivido en la Praga de esos años”.   

"Las dictaduras, si prohiben cualquier cosa, poco a poco acaban prohibiéndolo y castigándolo todo"

Se anima entonces a contar una anécdota de 1991, cuando visitó la ciudad checa de Pilsen. “En la plaza principal conmemoraban la liberación de la ciudad durante la segunda guerra mundial y compré un libro que hablaba de ello, pero en ninguna parte decía que la parte sur la habían liberado los americanos. Decían que habían sido los rusos. Incluso las fotos, donde salían soldados negros estadounidenses jugando al béisbol en la plaza, el pie ponía que eran soviéticos vestidos de americanos. ¿Era necesario? ¿Qué tenía de deshonroso que lo hubieran liberado los americanos? ¿Por qué negarlo? Las dictaduras, si prohiben o castigan cualquier cosa, poco a poco acaban prohibiéndolo y negándolo todo”.    

Del autor de ‘Little Ego’, una versión erótica del ‘Little Nemo’ de Winsor McCay, Norma ha reunido ahora en un volumen integral sus historietas del detective Sam Pezzo, su primer personaje. Ahora, entre viaje y viaje de promoción –“los libros son como un hijo pequeño, hay que acompañarlos cuando empiezan a caminar hasta que ves que pueden andar solos”-, prepara ya un nuevo Max Fridman, que transcurrirá justo antes de la segunda guerra mundial.