ESTRENO ESTE VIERNES

'Sabates grosses': el '59, rue de Casp' de Ventura Pons

Ventura Pons presenta 'Sabates grosses', una comedia en que reproduce las cosas raras que sucedían en la escalera donde vivió, en Casp con Bailèn

Ernest Alós / Barcelona

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‘Sabates grosses’, la última película de Ventura Pons, empieza con Joan Pera saliendo en el portal de la casa donde ha vivido durante 21 años el cineasta, Casp, 59, interpretando a Mariano Duran Zaragoza, un aristócrata venido a menos que habla un castellano impostado, beato a rabiar pero que ha pasado seis meses en la prisión por un desfalco, que se pasa la película hablándole a una imagen de San Buenaventura (o al público). Acaba con todo el elenco de la cinta bailando una canción de Pedro Ruiz y Lucrecia, ‘Que baile el Papa’, sobre el altar de la iglesia de los dominicos de Ausiàs March, a 150 metros de allí. Y entre una y otra escena van pasando cosas raras que, explica Pons durante el pase de presentación, han sucedido realmente en esa escalera o sus cercanías. “Es ’13, Barrio del Percebe’”, apunta Vicky Peña, que participó en una escena rodada en 12 de octubre. Un barrio del que el cineasta destaca, como del resto de Barcelona, su "multiculturalidad".

Entre esas cosas raras que “son todas verdad” se incluyen, sin ánimo de exhaustividad: la figura de Mariano Duran (con el nombre cambiado); que una antena del  Cesid ocupase uno de los pisos de la finca; que el portal fuese la puerta falsa para atender a los clientes de las preferentes de Caixa Laietana sin que los viesen llorar los clientes de la oficina de los bajos; o que un diseñador valenciano se dedicase a escenificar por el pasillo de su piso, con vestuario y música a todo trapo, el desfile de los cristianos de Alcoi con sus dos hijas como séquito; y las figuras de la portera de la finca y del portal de al lado, que con sus diálogos valencianísimos acaban siendo las narradoras que ponen un poco de orden en la acción. “Son las porteras reporteras”, dice Amparo Moreno, valenciana postiza a la que ha entrenado la ‘otra portera’, la valenciana de verdad Pilar Martínez. También desenmascaran al agente del Cesid infiltrado en los Mossos.  

Cajas fuertes e independencia

El elemento abiertamente ficticio e inverosímil lo aportan el personaje de la hija del ladrón del tren de Glasgow, interpretada por Minnie Marx (ha puesto a salvo su fortuna en Barcelona y acaba coincidiendo casualmente en el piso de Mariano Duran con el sobrino que quiere su parte y su amenazador amante ruso), y algunas de las escenas que protagoniza: que le lea largas proclamas independentistas en inglés a un Joan Pera que no las entiende (no es la única que lo hace; hasta su sobrino australiano y el aforo al completo de un bar del Born se apuntan), que se dedique a emborracharse con dos gemelas que hablan al unísono y se calzan espardenyes y barretina o que le lance besos a la estatua de Casanova cada vez que pasa por delante de ella.  

Pedro Ruiz representa a un cura dominico con dificultades para cumplir dignamente con su amiga dominicana

Ventura Pons ha dirigido (en tres semanas) ha escrito el guion (en dos) y ha producido la película. Preguntado por el presupuesto de ‘Sabates grosses’, que cuenta con apoyo de la Generalitat (“pero pagarán en el 2018”) pero no del Ministerio de Cultura (“estos no pagan nunca”) ni de ninguna televisión, el director ha sostenido que lo desconoce. Que rueda por el placer de hacer cine.   

El director se ha rodeado de un reparto, al que considera como su “familia” para rodar, en palabras de Joan Pera, “un divertimento, una historieta divertida”.  Destaca, además de este, un Pedro Ruiz, ausente hoy,  que interpreta a un cura dominico carca, que conduce un Mercedes y fuma habanos de primera pero visita al psicoanalista para solucionar un pequeño problema: tener “una fe tan viva y unas ingles tan muertas” que no permiten satisfacer a su amiga dominicana, madre de un joven que quiere ser el primer presidente negro de la república catalana.