ESPERADA CONTINUACIÓN DE UNA SERIE DE CULTO

La resurrección de Corto Maltés

Llega 'Bajo el sol de medianoche', el nuevo álbum del aventurero creado por Hugo Pratt, obra de Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero

EL DIBUJO3Arriba, página de 'Bajo el sol de medianoche'. En las siluetas, esbozos realizados por Pellejero de Corto y de su amigo Rasputín.

EL DIBUJO3Arriba, página de 'Bajo el sol de medianoche'. En las siluetas, esbozos realizados por Pellejero de Corto y de su amigo Rasputín.

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Ya lo dijo el maestro de la historieta Hugo Pratt (Rímini, Italia, 1927 - Grandvaux, Suiza, 1995) poco antes de su muerte: «No le temo a la idea de que algún día alguien pueda retomar Corto Maltés». Hoy seguro sonreirá y bendecirá la resurrección de su legendaria creación y álter ego aventurero emprendida por dos sólidos autores españoles, Juan Díaz Canales (Madrid, 1972) y Rubén Pellejero (Badalona, 1952). «Dibujarlo era un riesgo y a la vez un sueño. Lo más difícil del reto -asume el dibujante catalán- es que estás en manos de un mito». Y el mito ha vuelto en todo su esplendor. El nuevo álbum protagonizado por Corto Maltés, Bajo el sol de medianoche, llegará simultáneamente el miércoles a las librerías en italiano, francés, holandés y, de la mano de Norma, en castellano y catalán, que también edita una versión en blanco y negro.

Díaz Canales, guionista de la multipremiada serie Blacksad, que le ha dado entre otros el Nacional de Cómic y varios Eisner, ha creado una nueva historia que transcurre meses después de La balada del mar salado, la primera aventura de Corto publicada por Pratt en 1976, aunque el personaje venía apareciendo desde 1967 en revistas. Es 1915 y mientras la primera guerra mundial desangra Europa, la acción se traslada a las heladas tierras del Gran Norte, entre Alaska y Canadá. «La fiebre del oro ya es historia y todo ese entorno forma parte de la mitología de Pratt. En tanto que escritor, él tenía una influencia evidente de todos los relatos de aventuras de Joseph Conrad, Robert Louis Stevenson o de Jack London», explica Díaz Canales, quien recibió el encargo de continuar la serie de Patricia Zanotti, directora de la empresa que gestiona los derechos de Pratt y a la vez editora de Blacksad en Italia.

Jack London, célebre autor de Colmillo blanco, ya había sido uno de los personajes históricos utilizados por el dibujante italiano y en Bajo el sol de medianoche regresa para pedirle a su amigo Corto un favor que le llevará al Ártico: quiere que lleve una carta a un antiguo amor de juventud. No es el único amigo que retoman: no falta el sarcástico Rasputín, Raspa, desertor del Ejército ruso metido a aventurero. «Es que tiene una mitología tan fuerte... Es como si en una historia de Sherlock Holmes no pusieras a Watson. Cojearía», añade.

EL EQUILIBRIO

«Lo más difícil del reto era guardar el necesario equilibrio entre el respeto a la obra de Pratt y nuestra faceta como autores -opina el guionista-. Nos encargaron continuar la serie porque somos creadores, no copistas. El secreto estaba en buscar aspectos irrenunciables, que entendemos que son perfectamente reconocibles para el lector y que nada más abrir el álbum te meten dentro de Corto Maltés, como la estructura de cuatro tiras por página, que puede parecer banal pero no lo es. No podíamos meter viñetas a toda página o estructuras verticales, más modernas, porque la gente no vería a Pratt». Hay pues, continúa, «semáforos en rojo que no puedes cruzar pero sí, como autores, aportar cosas propias». ¿Por ejemplo? «Escenas que sabes que él no habría hecho pero que funcionan como historieta de Corto porque hemos mantenido su espíritu, por ejemplo, con los diálogos, claves para encontrar esa ironía suya tan característica».

Un espíritu y una atmósfera de Pratt a la que Díaz Canales culpa de haberse dedicado al cómic tras descubrirlo de adolescente en las antiguas revistas Totem Totemde su hermano. «Fue un shock. Pensé, ¿pero se puede hacer esto con el cómic? Vi que con apenas papel y rotulador, en un medio popular y denostado, se podían contar historias con esa poesía, ese poder de evocación, esas ideas... ¿y los silencios? son tan importantes, es sublime», se emociona.

TRAS DIETER LUMPEN

A nivel gráfico, Pellejero borda al personaje. El dibujante de El silencio de Malka confiesa la indudable influencia de Corto, al que leyó ya en sus inicios en los 70, sobre su propio aventurero, Dieter Lumpen (con guion de Jorge Zentner). «Es un referente. A lo largo de los años Pratt fue variando la imagen de Corto y yo he intentado hacer una mezcla sin ubicarme en un rostro concreto. Me gusta la sobriedad en la línea de la etapa media, cuando está mejor definido. La idea era captar la esencia del personaje y, como autor, darle un valor propio, buscando el equilibrio entre su modo de dibujar y el mío -cuenta mientras desliza el rotulador sobre el papel con asombrosa naturalidad dibujando un esbozo de Corto-. He cuidado mucho el manchado, para que funcionara igual de bien en color que en la versión en blanco y negro».

En Bajo el sol de medianoche Bajo el sol de medianocheaparece la población indígena del Gran Norte, los inuits, en homenaje a la preocupación de Pratt por las minorías marginadas, herencia de su infancia. «Su padre era militar y de niño se trasladaron a Etiopía, de donde fue expatriado. Aquello tuvo que marcarle, como a su generación, era un niño de la guerra -explica Díaz Canales-. Es muy de Pratt reflejar el problema mal resuelto de la descolonización, de la descomposición del imperialismo que acabó de alguna forma en la primera guerra mundial. Tenía querencia por poner en sus historias a grupos desfavorecidos, asociados con lo atrasado, antiguo y supersticioso, pero a los que él daba valor y reivindicaba». Por ello en el álbum, añade, hay un científico cuyo salvajismo se contrapone al de un inuit de formación humanista.

Son también fieles a ese aventurero romántico de «alma libre y noble», como le calificaba Pratt, colocando estratégicamente en la trama a figuras históricas, más allá del recurrente London. Uno, viejo amor del escritor, es Waka Yamadauna exprostituta japonesa que luchó por los derechos de la mujer, de la que Díaz Canales halló la pista en un libro americano de su propia biblioteca sobre la prostitución y trata de mujeres en el Gran Norte. «Vas documentándote y vas encontrando pequeñas joyas o pepitas de oro en figuras reales que te hacen pensar que para qué inventar si la realidad a veces supera a la ficción con creces. Es el caso del explorador negro Matthew Henson [que llegó al Polo Norte en 1909 a la vez que Robert Peary pero al que nunca se le honró por ello a causa del color de su piel] o del buscador de oro Joe BoyleKlondike, un emprendedor que creó el primer equipo de hockey de Alaska y fue espía y amante de la reina de Rumanía». Pero, puntualiza, «no se trata de hacer entradas de wikipedia sino de lo que Pratt hacía tan bien, que era guardar el equilibrio para que resultaran evocadores».

«NO SOY UN HÉROE»

Insisten ambos en que Corto -que en Las etiópicas decía: «Yo no soy un héroe»- es un «personaje complejo a todos los niveles». «Se alarga de 1967 hasta casi la muerte de Pratt, cuando hizo Mu, y tiene una evolución brutal porque empezó siendo heredero de los personajes de aventuras clásicos americanos y la literatura de viajes y poco a poco Pratt fue introduciendo elementos esotéricos, aspectos ideológicos... No hay una foto fija de Corto -señala Díaz Canales-. A mí me seduce su aspecto aventurero-ideológico».

«Hay una generación que no conoce a Corto y la meta es llegar también a ella», apunta Pellejero. «Como lector quieres vivir nuevas historias con él. Debe seguir viviendo», añade su colega. Lo hará. Sus mentes trabajan ya en un nuevo álbum que vería la luz hacia el 2017, del que no avanzan detalle. «Buscamos los vacíos en su historia. Hay muchos espacios en que no sabemos dónde estaba ni nada de él. Eso nos permite llenarlos». En las últimas páginas, un guiño para fans: ¿recuerdan a Pandora Groovesnore?