CRÓNICA DE CONCIERTO
La fiesta consciente de Residente
El rapero de Calle 13 reivindicó ritmos y causas sociales ante un Poble Espanyol abarrotado
Juan Manuel Freire
Periodista
Periodista y crítico cultural.
Juan Manuel Freire
René Pérez Joglar, más conocido (todavía) como Residente, ha logrado sobrevivir sin problemas a la 'pausa indefinida' de Calle 13, el grupo que le dio a conocer, una máquina de ritmo y calor que redimensionaba el reguetón a base de eclecticismo sonoro e ingenio lírico.
Como prueba, agotó entradas para su concierto del jueves en el Poble Espanyol, un escenario que parece abocarle a la impuntualidad. En el 2015, Calle 13 empezaron aquí su concierto con casi una hora de retraso; en principio por culpa de la Cursa dels Bombers y sus efectos sobre el tráfico. Anoche, todavía quedaba mucha gente por entrar al recinto a la hora de inicio prevista, así que Residente salió con más de media hora de retraso.
En cuanto arrancó con 'Somos anormales', todo estaba perdonado. Es la canción ariete de 'Residente', primer disco a su nombre (o a su alias) en el que apuesta por un rap-rock alerta a los sonidos del mundo y también a sus problemas. Acompañado por una potente banda con especial énfasis en lo eléctrico y lo percutivo, René pegó fuerte desde el primer momento, sin apenas rebajar la intensidad en ningún tramo.
Discursos críticos
Bueno, después de 'Baile de los pobres' y 'El aguante', algo como 'Desencuentro', con su piano jazz y su solo de guitarra, resultó un poco anticlimático. Pero la fiesta volvió a coger cuerpo con 'Calma pueblo', precedida por uno de los muchos discursos críticos que salpicaron la actuación: una rajada contra la industria musical por su obsesión con "los fuckin' followers" y los números, números, números. A Residente parecen importarle poco las 'views' de un vídeo. "A mí me importa quién es el bajista", remarcó. Bravo.
Poco después, dedicaba 'Pa'l norte' a todos los emigrantes ("ningún ser humano es ilegal"), disparando la algarabía más seria de la noche. Residente quería vernos a todos unidos, a veces literalmente; remató 'Cumbia de los aburridos' pidiendo que nos abrazásemos unos a otros.
Antes había caído otra cumbia extática, la esencial 'Atrévete-te-te', el momento quizá más radiantemente pop de la noche, con permiso de 'No hay nadie como tú', cumbre de un bis que el grupo inició sin salir del escenario. ¿Para qué romper el ritmo de la noche? Clímax definitivo de locura con 'Vamo' a portarnos mal', durante la que se pudo ver a una familia entera rodar por el suelo.
Abrió la noche PJ Sin Suela, ascendente protegido de Residente. Iba para médico, pero después de hacer el doctorado se metió a rapero (e hizo bien: es bueno). 'Lo que nadie quería que fuera', se llama su himno de afirmación personal.
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